Gran movilización “navideña”

A mediados de diciembre, más de 40 delegados de distintas comisiones de desocupados nos reunimos para lanzar una movilización unitaria por el subsidio navideño, aumentando el pedido a 300 pesos.


El lunes 18, cuando el gobierno pensaba que la movilización se haría hacia la Casa de Gobierno, donde había movilizado a sus punteros para generar disturbios, Neuquén apareció aislada por tierra y por aire. Más de 2.000 compañeros se encontraban bloqueando el aeropuerto, la ruta 22 en Plottier, la ruta 7 en Centenario y Cinco Saltos, y los puentes que unen Neuquén con Cipolletti.


Otra vez, como en el 95, Sobisch mandó la represión contra los desocupados, mientras difundía una campaña macartista, destacando con insistencia la presencia de los militantes del Partido Obrero.


A pesar de esa campaña y del amplio dispositivo de seguridad desplegado en la mayoría de los barrios, el mismo día de las detenciones, más de 200 desocupados, junto con la multisectorial de organismos de derechos humanos, CTA y partidos políticos, nos movilizamos a las comisarías, prácticamente arrancando a los compañeros que se encontraban detenidos, incluyendo a los 11 procesados, por los cuales se está reclamando el desprocesamiento. A las 24 horas de la represión, marchamos nuevamente hacia la Casa de Gobierno reclamando el desprocesamiento y el subsidio navideño. Ante el pedido que realizamos en la multisectorial, la CTA convocó a un retiro a partir de las 9 de la mañana, pero la movilización fue mayoritariamente de desocupados, ya que la CTA no se ocupó de trabajar “el paro” en los organismos públicos ni de hacer publicidad por los medios como en otras ocasiones. Una comisión de 6 compañeros fuimos recibidos por miembros del gabinete y aunque no tuvimos respuestas positivas, las autoridades sintieron que la disposición a la lucha no había tenido mella a pesar de la represión.


Ante una nueva convocatoria de la Coordinadora para el día 28 a las instalaciones de Repsol, para reclamar los 10.000 puestos de trabajo prometidos por el gobernador al firmar el acuerdo a favor de la petrolera, el propio Sobisch, en una actitud desesperada, salió a los medios a decir que sólo queríamos ir a romper las instalaciones de Repsol.


Contra las provocaciones, la movilización no cambió su rumbo y ante un gran dispositivo de seguridad logramos que tres compañeros fuéramos recibidos por las máximas autoridades de la empresa. Reclamamos por el trabajo y porque la multinacional financie un subsidio hasta que se genere ese trabajo. Ante nuestros planteos, los directivos le tiraron la pelota al gobierno y hasta desmintieron a Sobisch, diciendo que ellos no tenían la perspectiva de generar tantos puestos de trabajo.


Los medios de prensa, radios y canales de televisión presentes en la movilización difundieron la verdad sobre los famosos puestos de trabajo que habían generado tanta expectativa en la población. El gobierno se tuvo que llamar a silencio.


A pesar de no haber arrancado el subsidio, el ánimo de lucha no ha cambiado; los compañeros de todas las comisiones nos preparamos para reorganizar la lucha en enero, mediante asambleas en los barrios y el contacto con otras localidades.


El gobierno no logró su principal objetivo, que era liquidar a la Coordinadora de Desocupados para poder avanzar en un nuevo ajuste contra los trabajadores estatales y docentes. Por eso, en su balance del año, Sobisch “culpa a cierta dirigencia de “su partido” por la pérdida de protagonismo barrial en manos de sectores combativos que llegaron a poner en riesgo la tan mentada paz social” (La Mañana del Sur, 31/12).


En el 2001, hay que consolidar la unidad lograda en el movimiento de desocupados y concretar la unidad con el resto del movimiento obrero, para arrancarle nuestras reivindicaciones al gobierno hambreador y represor.