Grondona y Castells

El viernes 28 de marzo, en su programa radial “Las claves del día”, Mariano Grondona, en referencia a una movilización del Mijd en La Plata, señaló que, “aunque les sorprenda, yo voy a reivindicar a Castells”. ¿Por qué motivo? “Porque en Argentina – siguió Grondona – , que es el país más piquetero del mundo, algunos grupos desviaron sus reclamos, como por ejemplo, protestar ante la embajada de Estados Unidos contra la guerra. Castells no se desvía, sigue luchando por planes y asistencia para los desocupados…”


Ante la evidencia de que “en el país más piquetero del mundo”, la burguesía no podrá sacarse de encima a los piqueteros por mucho tiempo, Grondona se plantea limitar las perspectivas políticas del movimiento. Ahora, un corte de calle pasó a ser “tolerable”, al menos mucho más que una marcha a la embajada de Estados Unidos.


El movimiento piquetero se ha desarrollado y se ha convertido en un factor político porque ha comprendido muy tempranamente que la satisfacción de las más elemental de las reivindicaciones de los desocupados y de los obreros ocupados (el derecho al trabajo y un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar) es incompatible con el régimen social capitalista que ha ido a la bancarrota a partir de sus propias leyes y de su propia dinámica.


Darle a la lucha sindical un marco estratégico (gobierno de trabajadores) expresa la conciencia de clase del movimiento piquetero. ¡Cuánto más si ese marco estratégico es la lucha internacional de los obreros y jóvenes de todo el mundo contra la guerra, sus gobiernos y el régimen social que engendra la guerra! “¡Fuera Bush y el Cabezón!”, el slogan de las columnas piqueteras, expresa la conciencia de que es necesario aprovechar las crisis políticas y el descontento profundo que genera la guerra en los pueblos, para acabar con los gobiernos del imperialismo.


Grondona, con sus afirmaciones, es la auténtica expresión de la conciencia de clase de los explotadores.