La combatividad del Polo Obrero

La jornada de lucha del jueves 17 prometía en días previos una concurrencia masiva y combatividad frente a la sede del gobierno de Reutemann en Rosario (Plaza San Martín).


El martes 15, la marcha en Casilda convocada por los comerciantes y productores (intendente del PJ incluido, hasta que se caldearon más los ánimos) en contra del “supercorralito” los superó, la multitud descargó su bronca contra los edificios de bancos y empresas provinciales. Esta demostración de rebelión en una ciudad pequeña, preanunciaba el perfil que podía tener la marcha en Rosario.


Fue así que decidieron boicotearla para descomprimir. No obstante, igualmente concurrieron grupos de Bombal, Bigand, Chabas, etc.


El Polo Obrero congregó un nutrido grupo de desocupados de tres barrios. Recorriendo el centro entregó un petitorio en la Secretaría de Acción Social de la provincia, para llegar a la Plaza San Martín al mediodía, cuando las delegaciones del interior ya estaban dentro del edificio.


Solamente un grupo de despedidos de Cablehogar estaba frente a las puertas, las que habían sido acordonadas desde la vereda con una fortísima custodia policial.


El Polo Obrero se ubicó sin ninguna dificultad junto a este grupo y desarrolló una infatigable agitación con audio, percusión y volantes frente a todos los medios de comunicación presentes (gran cantidad de canales de TV locales y nacionales). Así, fue atendido último por el ministro de Gobierno, Lorenzo Domínguez.


El Polo Obrero, que ingresó con tres representantes, no solamente realizó un reclamo concreto de planes de empleo y bolsones de comida, sino además de creación de comedores populares en dos barrios y de la reapertura de la fábrica de vidrio Cristalería de Cuyo; como así también el mantenimiento del poder adquisitivo de los planes traducidos a la conversión constante a 200 dólares.