La entrevista de la Mesa Piquetera con Rodríguez Saá

Una de las primeras medidas de Rodriguez Saá fue convocar a la Mesa de la Asamblea Nacional Piquetera, aunque con más precisión hay que decir que armó el encuentro con D’Elia y Alderete, es decir con la FTV-CTA y la CCC, que tomaron este llamado casi como una victoria. No hubo reunión previa de la Mesa y, por lo tanto, no hubo oportunidad de establecer una posición política ni mucho menos un documento. El Polo Obrero se tuvo que “colar” virtualmente a la reunión, condicionado por los hechos consumados.


De cara a la opinión pública, la Mesa de la Asamblea quedó sin ninguna diferenciación política del gobierno, en un momento en que éste se desencadena en una demagogia desenfrenada para frenar una nueva rebelión popular y salvar de este modo al régimen político en su conjunto. Debió haber concurrido con una posición política propia, advirtiendo contra esta tentativa de engañar al pueblo.


La Mesa encaró la reunión con el presidente provisional, como acostumbra a hacerlo con el intendente Balestrini, con una lista de reclamos de puestos de trabajo. Es así que se firmaron tres convenios, con la CCC, la FTV y el Polo Obrero, por un total de tres mil planes de trabajo; para las semanas siguientes habría promesas de hasta otros 12.000 planes. Serán pagados en Lecop y, oportunamente, en Argentinos. Los planes de empleo de Rodríguez Saá no son más que un mecanismo para introducir masivamente la moneda inconvertible, suplantar al peso y acabar remunerando los salarios con dinero que se devalúa.


El presidente provisional se comprometió a “estudiar” la detención de Alí y demás compañeros presos, y pidió las carpetas de varios conflictos fabriles, reconociendo que la Asamblea Piquetera es una organización obrera. Al día siguiente se reunieron con Rodríguez Saá los dirigentes del Polo Obrero de Foetra y los representantes de Emfer y Zanón, aunque también se plantearon los conflictos del ingenio La Esperanza y de la metalúrgica Renacer.


En los días posteriores el nuevo gobierno repartió centenares de miles de planes, cuya administración confió a los gobiernos provinciales y a las intendencias, es decir, al régimen de punteros del peronismo. Esta tentativa de reconstrucción del aparato del PJ en los barrios tiene un carácter fundamentalmente anti-piquetero.


La III° Asamblea Piquetera, que deberá tener lugar en la primera quincena de febrero, tendrá entonces la enorme responsabilidad de fijar una línea política clara y asegurarse de que será llevada adelante en forma consecuente.