La rebelión popular en el interior de Buenos Aires

El lunes 14, una pueblada se manifestó en General Lamadrid. Mil doscientos vecinos (sobre 11.000 habitantes, según el último censo) reclamaron contra los bancos, por la vigencia de la salud y educación públicas. Con tractores, cosechadoras y miles de a pie, llenaron el centro ciudadano, impidiendo incluso el uso de la palabra al intendente (PJ), que pretendía disciplinar la protesta.


En Chacabuco, alrededor de mil trabajadores mediante un cacerolazo “estuvieron a punto de terminar con la gestión del intendente” (El Popular, 19/1). El reclamo estuvo dirigido contra la dirigencia política y contra las restricciones bancarias, repudiando además a los grandes grupos económicos y a las empresas de servicios privatizadas.


En Pigüé, alrededor de 500 pobladores “protagonizaron cacerolazos, reclamando cambios en toda la dirigencia política” (ídem).


En Carhué, “los productores, comerciantes y vecinos en general, organizaron un cacerolazo y tractorazo” (ídem) contra los bancos.


En Coronel Suárez “declararon la emergencia social terminal y protestaron frente a la Intendencia” (ídem), a pesar de que “las entidades pidieron que la gente no salga a la calle”.


El presente griego que Ruckauf entregara a Felipe Solá hierve bajo las barbas de los que fundieron la provincia. Más que nunca: Asamblea Constituyente en Buenos Aires.