Las armas que liberaron a Castells

No hay memoria en los últimos años de una movilización de masas de la envergadura que tuvo lugar el viernes 11 de octubre por la libertad de un preso político.


En primer lugar fue nacional: hubo seis cortes de ruta del Polo Obrero en Tucumán, un corte de ruta en Tartagal, un masivo corte del Polo y Barrios de Pie en Rosario, una movilización unitaria en Resistencia, dos cortes de ruta en Córdoba, una marcha piquetera en Mar del Plata, movilizaciones en Río Negro. Todas estas acciones reclamaban la libertad de Castells y, en Neuquén, además, la defensa de Zanón.


En segundo lugar, la movilización frente a los Tribunales de Lomas de Zamora llegó a reunir a unas 15.000 personas, cuando confluyeron la columna masiva de Puente La Noria y el resto del Bloque Piquetero desde Banfield, y Barrios de Pie.


Se trató de una movilización descomunal en un lugar de difícil acceso. Mientras tanto, la Cta y la Ccc distrajeron fuerzas en una jornada nacional contra el Día de la Raza, “compitiendo” con una marcha simultánea a Plaza de Mayo.


Semejante movilización en los tribunales fue seguida por un acampe numeroso hasta el domingo a la madrugada (hubo una cantidad de personas similar a la del acampe en Plaza de Mayo el 7 y 8 de agosto).


El acampe en Lomas culminó 10 meses seguidos de lucha por la libertad de Raúl Castells. Fue reivindicada en las tres Asambleas Nacionales de Trabajadores Ocupados y Desocupados; flameó en cada lucha de la clase obrera, sean las fábricas en gestión obrera, sean los choferes reprimidos de TDO, o los docentes con meses de ocupación y acampe; se asoció a la lucha por la libertad de todos los presos; fue parte en la campaña por la libertad de Alí y Barraza, Raineri y Gil; por el levantamiento de las capturas en Mosconi y ahora en Jujuy. Las Asambleas Populares tomaron la exigencia de su libertad en cada una de sus luchas; se transformó también en bandera del movimiento estudiantil que desplazó a la burocracia de Franja Morada.


El sindicalismo clasista y antiburocrático, sin excepción, se trate del Soip, de Ceramistas, de la Cta Santa Cruz o la CGT San Lorenzo, se trate de la AGD-UBA, o de la Unter, se trate de Ate Turbio o del Suteba Matanza, como muchos sindicatos y seccionales más, llevaron al terreno de la lucha esta bandera. Nada de esto puede reivindicar la burocracia de Moyano y Piumato, que se colaron a la hora de la victoria.


Después de tamaña lucha por la libertad de un preso que resulta absuelto, libre de culpa y cargo, a las 5 de la madrugada, en el marco de un acampe que rodea los tribunales de Lomas durante las 48 horas del juicio oral y público, ¿qué duda cabe de que se trata de un triunfo que hace página en la historia del movimiento obrero y es otro golpe al régimen político, como lo fue la derrota de Duhalde en el Puente Pueyrredón?


Que en la cabecera de la marcha a los tribunales y durante un pequeño lapso del juicio estuvieran Rodríguez Saá, Melchor Posse, Rico y otros punteros del régimen y de la represión, no puede ni debe confundir a nadie sobre el carácter de la lucha, la naturaleza de la victoria obtenida, ni de las clases sociales y organizaciones políticas que arrancaron este triunfo. Esta victoria refuerza las filas de quienes luchamos por otro Argentinazo, por una Constituyente con poder y por un gobierno de trabajadores. Es una derrota de los banqueros y privatizadores, y de todos sus políticos.


Si los Rodríguez Saá, incluida la burocracia moyanista, llegaran al gobierno, lo utilizarán para acabar con el movimiento piquetero, con sus reivindicaciones y con el conjunto del movimiento de lucha de la clase obrera y los explotados.


Una anomalía realmente negativa fue la ausencia de la Coordinadora Aníbal Verón, que ha sumado otro capítulo a la enorme confusión política en la que entró luego del 26 de junio pasado. La convocatoria que hizo a la Plaza de Mayo, por la “soberanía alimentaria”, un día antes del juicio, tuvo parecido contenido a la convocatoria antihispánica de los aborígenes de la Cta y la Ccc. Llamamos a una discusión política a todos los miembros de la Verón, porque la lucha por el juicio y castigo a los responsables de cualquier represión, así como la lucha por detenerla, está asociada a la libertad de nuestros presos, sean de la agrupación que fueren.


La repercusión política de esta victoria obrera se proyecta como un trampolín del desarrollo del plan de lucha de la Asamblea Nacional del 28 y 29 de setiembre. La propia Justicia advirtió este alcance al prolongar el dictamen hasta la madrugada del domingo de un fin de semana largo, con la finalidad de diluir el impacto político y movilizador. Los grupos de tareas, con el atentado armado contra la seguridad conjunta del Mijd y del Polo Obrero, una hora antes del fallo, trataron también de enturbiar el triunfo y sumar un factor de desmoralización en nuestras filas.


Pero nada cambia el hecho de que Castells fue liberado por parte de un frente que lucha contra los Consejos Consultivos de Crisis, contra la concertación y el Diálogo Argentino; que desafió la tregua de la burocracia sindical empeñada en el apoyo político al gobierno fondomonetarista de Duhalde. Es una derrota política del centroizquierda y de D’Elía y Alderete, que excluyeron el reclamo de la libertad de Castells y hasta nos acusaron de provocar la represión. Es un triunfo del frente político de organizaciones piqueteras, obreras y populares que en la última Asamblea Nacional votaron derrotar el plan político continuista de Duhalde para abrir paso a otro Argentinazo y a un gobierno de trabajadores.


Quienes acampamos no especulamos con un resultado, simplemente lo obtuvimos luchando por mucho más