¡Los mejores, los únicos, los métodos de las mujeres del Mocase!

Al Congreso de la tierra de la FAA asistieron numerosos contingentes de todo el país. Entre ellos, campesinos ocupantes de tierras en el bosque santiagueño desde hace muchos años, son pueblos originarios. Conviven con el bosque, cultivan la tierra, crían su ganado. Cada uno ocupa su fracción sin problemas. Nunca tuvieron título de propiedad.


Una representante campesina contó que a partir de la llegada de la noticia de que esas tierras podrían servir para soja, y con ella, de la avaricia y voracidad capitalista, en acuerdo con los jueces penales, los jueces de paz y la policía, el poder político juarista inventó títulos de propiedad y comenzaron a hostigarlos para expulsarlos. Los campesinos y sus familias sabiendo que lo perdían todo, resistieron y resisten. Así sufrieron ataques armados intimidatorios y la destrucción de pequeñas infraestructuras (corrales, protecciones) y hasta la amenaza de voltearles sus viviendas.


Un día, en que sus maridos habían ido a trabajar al campo, las valerosas mujeres campesinas del monte santiagueño ven llegar topadoras a cumplir con la amenaza ya hecha de tumbar sus humildes ranchos. La rápida organización las juntó a todas resueltas a enfrentar las grandes máquinas en las cercanías de sus casas. Algunas con bidones de combustible y otras con fósforos formaron piquetes frente a las topadoras y amenazando a los maquinistas para que retrocedieran o les incendiaban las máquinas con ellos adentro, hicieron que retrocedan y así salvaron sus casas y hoy son ni más, ni menos que las piqueteras del Mocase. Las que con la aplicación de los mejores y únicos métodos salvaron sus viviendas.