Mar del Plata: ¿Ya se fueron todos?

Con la renuncia del intendente aliancista Aprile y la destitución del jefe de policía Impari se cumplió una de las consignas centrales del Bloque Piquetero marplatense y de buena parte de las Asambleas Populares (las que no están controladas por el Frenapo, del cual forma parte el renunciante Aprile).


La renuncia de Aprile, según Clarín, fue precipitada, entre otros factores, por la férrea acampada del Bloque Piquetero durante 50 días frente a la Municipalidad. Al mismo tiempo, la Franja Morada ha sido barrida de la Federación Universitaria (FUM) y ha sido removido el director de la Zona Sanitaria VIII como resultado de las movilizaciones contra el derrumbe del sistema sanitario. La expulsión de la burocracia del Soip y la recuperación clasista del gremio industrial más importante de Mar del Plata forma una parte inseparable de este verdadero Marplatazo que está en marcha.


Esta auténtica catarata de remociones, renuncias y expulsiones, jalonados por una creciente movilización popular y el agravamiento de la crisis económica y política plantean un primer balance.


Todavía no se fueron todos


La saludable aspiración del movimiento popular marplatense de “que se vayan todos” deberá pasar por la experiencia de padecer una serie de funcionarios que, con distintos “perfiles”, “discursos” y “argumentos”, asumen la “agenda capitalista”, dictada por el diario La Capital, vocero de los dueños de la ciudad: reducción de la planta y del salario de bolsillo de los trabajadores municipales; aumento del transporte colectivo; no liberación de Emilio Alí y persecución judicial del activismo obrero y popular.


La bancarrota municipal y provincial no da lugar a salidas intermedias; menos a la instauración de supuestos “gobiernos de unidad popular”. Más que nunca serán ellos, los grandes propietarios y capitalistas, o nosotros, los trabajadores y el pueblo los que pagarán la crisis.


Aunque las organizaciones recientemente recuperadas (FUM, Soip) o el desarrollo del Bloque Piquetero y las Asambleas Populares no han alcanzado todavía un grado de desarrollo y acción práctica que les permita plantearse el ejercicio efectivo del poder político local, la irresolución de los problemas más elementales pone a estas organizaciones populares ante la responsabilidad de ofrecer una salida política concreta.


El Partido Obrero asume esa responsabilidad y ha lanzado una campaña de agitación llamando a luchar por una Asamblea Constituyente libre y soberana en el orden nacional, provincial y local, porque es la forma más amplia, dinámica y directa de acercar a las organizaciones populares y a las masas explotadas a la comprensión de la necesidad de imponer su propio gobierno.