Organicemos una gran campaña contra la baja del IFE y por un seguro al desocupado

Los despidos y la pobreza aumentan, pero el gobierno ajusta la asistencia social.

Las nuevas medidas anunciadas por el gobierno nacional, que fueron presentadas como una ampliación de la cuarentena en el AMBA, han ido acompañadas por un ajuste en el gasto del Estado que atiende la emergencia. La ANSES ha anunciado una reducción del único ingreso que el gobierno entrega a los trabajadores que están impedidos de trabajar, eliminando el IFE en gran parte del país constituyen un enorme golpe a millones de trabajadores.


Aunque este ingreso de emergencia tiene un monto totalmente insuficiente, su caída significa un mazazo para más de 4 millones en todo el país. El desarme del IFE en muchas provincias y regiones no ha sido remplazado por ningún anuncio de nuevos programas o de la apertura de los existentes SSC (salario social complementario) o Hacemos futuro, que se encuentran cerrados. Es que frente a las demandas de las organizaciones piqueteras para que se abran estos programas, el gobierno respondía con la vigencia del IFE. Por otra parte, diferentes anuncios del gobierno sobre la aplicación de una “renta universal”, algo que había señalado el ministro Daniel Arroyo quedó en la nada al igual que otras versiones largadas a rodar. El argumento central del gobierno para la caída del IFE parte de un argumento absolutamente falso. Según Fernández, allí donde la economía esta liberada, la asistencia del Estado no es necesaria producto de que la economía se pone en marcha ahí donde se levanta la cuarentena. La realidad es que la depresión económica nacional sigue pegando fuertísimo en las 24 provincias, por la combinación del efecto de la pandemia con la crisis capitalista preexistente y la crisis de la deuda externa. Sucede que el aumento de la pobreza en un 50%, el derrumbe de las actividades, la proyección en la caída del PBI superior a un 10%, y la caída del 26 % de la economía, mayor aun, que la del 2001,constituyen un problema que no resuelve el levantamiento de la cuarentena. La razón es muy sencilla, puesto que la pandemia y la cuarentena agudizaron las tendencias recesivas de una economía fuertemente golpeada. Según el Indec, el 10,4 % de la población en edad de trabajar no tuvo trabajo o lo perdió en los primeros meses del año. Por lo tanto, la caída del IFE aumentará la recesión económica. Es que según cálculos del propio INDEC, la inyección de los $10.000 representó una tercera parte en la compra de los comercios.


Así las cosas, queda claro que las razones de fondo para el desarme del IFE se encuentran ligados a la necesidad del gobierno de reunir recursos fiscales para el repago de la deuda externa. No hay otra.


Organicemos una gran campaña


A la situación planteada, se agrega que la demora de los cobros hace presumir que la tercera cuota será para finales de agosto. Por ello, desde ahora es imperioso lanzar una campaña en todas las barriadas populares contra la caída del IFE y por un seguro al desocupado de $30.000. Vamos a un empadronamiento masivo para lanzar un plan de lucha por estos reclamos. Y junto con ello, apoyemos el proyecto del Frente de Izquierda que propone un impuesto especial a las grandes fortunas para reunir los recursos para sostener este programa.


Vamos a esta campaña con la conciencia de la doble vara del gobierno en cuanto a la orientación de los recursos fiscales. Es que mientras sostiene a libro cerrado el subsidio a los grandes capitalistas, despoja de una asistencia elemental a millones de trabajadores.


Impulsemos en todo el país está campaña contra la baja del IFE y por un seguro al desocupado de $30.000. Para que la crisis la paguen los capitalistas.