Sergio Massa, en su último anuncio de medidas económicas, afirmó que se llevará adelante una auditoría de los planes sociales, en línea con el recorte del déficit fiscal que exige el FMI y con el ataque al movimiento piquetero sobre el que se montó todo el arco político. Desde Prensa Obrera fuimos a la Plaza de Mayo a preguntarle a las y los piqueteros qué opinan de estas auditorias.

Gabriela de la Rosa, dirigente del Polo Obrero, afirmó que “auditorias hubo siempre, nunca nos hemos negado porque no tenemos nada que ocultar. Realmente lo que hay detrás de esto es una campaña de ataque al conjunto del movimiento piquetero que se está poniendo a la vanguardia de la lucha de los desocupados, que va a ser también un camino de lucha para los trabajadores ocupados para poder enfrentar juntos este régimen de hambre y ajuste llevado adelante por el gobierno de Alberto, Cristina, Massa y la oposición patronal”

A su vez, Lili Rojas, dirigente del Polo Obrero de La Matanza denunció el interés por trasladarle el control de los planes sociales a los barones del conurbano, como reclamó Cristina Kirchner, por lo que sostuvo que “viene su campaña electoral y esto le conviene muchísimo más a los intendentes, porque significa más planes sociales para los punteros políticos de los barrios”.

La denuncia no es menor, las intendencias serán parte del proceso de “auditoría”, a pesar de que son responsables de la gestión de miles de programas sociales que utilizan como mano de obra barata, lo que es en realidad un fraude laboral. Es un mecanismo para apretar a los beneficiaros en función de recomponer los repudiados aparatos de los punteros en los municipios, y una vía para la supresión de planes cuando agravan el desempleo, ajustan y hambrean a la población. Buscan seguir recortando por el lado de los que menos tienen para seguir garantizándole el pago al FMI.

Desde Prensa Obrera también les consultamos sobre el trabajo que hacen en los comedores. Betty, del Polo Obrero La Matanza dijo que “no se valora, no lo ven. Ellos no van a venir a darle la comida a nuestros chicos, aunque ellos digan que nosotros no trabajamos, nosotros sí trabajamos. porque nosotros todos los días tenemos que levantarnos, picar lo poco que tenemos y si no tenemos buscar de donde sea para darle de comer a nuestros chicos”.

La opinión pública y los medios de comunicación salen a atacar al movimiento piquetero por todos los flancos posibles, por los cortes de calle, por la percepción de los planes sociales y hasta por la puesta en pie de los comedores populares, en esa línea también van las auditorías. Esto sucede mientras todo el país se horroriza por un informe de Unicef que afirma que más de un millón de niños y adolescentes en la Argentina dejó de comer alguna comida diaria por falta de dinero, y que la misma situación afecta también a 3 millones de adultos. Cuando la situación que se vive constantemente en los barrios la expone Unicef se horrorizan, pero cuando la ponen de manifiesto los propios trabajadores que se organizan, arremeten contra ellos.

Contra todos estos ataques, la Unidad Piquetera sigue reforzando la lucha por trabajo genuino, la apertura y aumento de programas sociales, como respuesta inmediata al deterioro de los ingresos populares frente a la inflación y el desempleo, un salario mínimo de $105.000, para que cubra la canasta básica, y bono de emergencia de $20.000 para compensar parte de lo perdido ante la inflación.