Represión brutal contra las Asambleas

En ocasión de una protesta de Greenpeace por el tema de los residuos nucleares, la policía se ensañó en la represión contra los asambleístas que se solidarizaron con los integrantes de la organización ecologista tratando de impedir su detención.


Este sábado, desde las primeras horas de la tarde, las cercanías del Congreso estuvieron copadas por la patota policial, para reprimir a los asambleístas, que desde las Asambleas de Ayacucho y Rivadavia, Córdoba y Anchorena y Plaza Congreso, entre otras, resistieron el accionar policial. Una vez que la policía liberó a los detenidos de la multinacional ecologista, sus abogados y representantes abandonaron raudamente la escena dejando sin ningún apoyo al resto de los detenidos. Quedaron siete compañeros detenidos, que además fueron golpeados en la Comisaría 6°, de Venezuela y Pozos. Los compañeros que estaban en la puerta de esa comisaría presionando por su liberación fueron reprimidos por la Guardia de Infantería y se reconcentraron sobre la avenida Entre Ríos. A esa altura, la magnitud del operativo policial era impresionante. Fueron llegando compañeros de distintas organizaciones (Polo Obrero, Mtl, Mst) y Asambleas que armamos un piquete sobre esa calle. A la intimación de que dejáramos libre la circulación se le respondió que primero ellos dejaran libres a los compañeros. No bastó un minuto para que dieran rienda suelta a una represión salvaje: spray con ácido sobre el rostro de los que estaban en primera fila (uno de ellos terminó en el Instituto del Quemado con lesiones en sus ojos), gases, palazos, balas de goma a mansalva, que dejaron a muchos compañeros lesionados. Un grupo se refugió en la Casa de Solidaridad Argentino Cubana, ante lo cual balearon la puerta de local. Finalmente, después de un rato nos volvimos a concentrar y marchamos hasta la puerta de la sexta hasta que finalmente terminaron liberando a todos los detenidos.


Está claro, como pasó con los compañeros de Metrovías el jueves y este sábado con las Asambleas, que la infame patota federal quiere reimponer a sangre y fuego el “orden” en las calles. Hay que oponerle la más amplia y férrea movilización popular, hasta la disolución del aparato represivo. Esa es una de las metas que el nuevo Argentinazo tiene por delante.