Solo el 0,67% de los beneficiarios de programas sociales accedió a un empleo

La orientación del gobierno de “empalmar” planes y empleos es para ocultar el ajuste en marcha.

Trabajadores de la construcción.

Según un relevamiento que hizo público el medio TN, solo 8.499 beneficiarios del Potenciar Trabajo –el equivalente a un 0,67% del total- accedió efectivamente al mercado de empleo formal. Se trata de un fracaso de la orientación del gobierno de suprimir los programas sociales por medio del empalme con el empleo privado: las patronales persisten en la huelga de inversiones.

Estamos ante una cuestión no menor que hace al fondo del conflicto que mantiene la Unidad Piquetera con el gobierno nacional, la cual reclaman trabajo genuino y asistencia económica directa a los desocupados hasta que se garantice el acceso al empleo.

El gobierno, por su parte, fundamenta que no habrá apertura de los programas sociales, debido a que ha trazado una línea de acción para “garantizar” el acceso al empleo formal, partiendo de la celebración de diversos convenios con distintas cámaras patronales y sindicatos, para la inclusión de los programas sociales en la actividad privada, por medio de un “empalme transitorio”.

Sin embargo, esta orientación, que en los hechos significa trasladarle el subsidio estatal a las patronales, se ha demostrado un rotundo fracaso: nadie, o solo una ínfima porción, accede a un empleo formal, con un salario regular que supere los escasos $45.540 del salario mínimo de junio.

¿Crece el empleo?

La cuestión central es que a pesar de que el gobierno insiste en una supuesta “recuperación económica”, como respaldo de su política de ajuste, los datos demuestran todo lo contrario.

Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), los puestos de trabajo formales “recuperados” están por debajo de la pérdida de empleos preexistente. De marzo del 2019, bajo el macrismo, a la fecha se perdieron unos 193.000 empleos privados registrados.

Otra estadística del Ministerio de Trabajo revela que el “crecimiento” del empleo se encuentra cimentado sobre la base de una mayor precarización, particularmente con el crecimiento del registro de trabajadores monotributistas. Así, el total de asalariados del sector privado (6.126.379) es aún inferior al que existía en marzo del 2019 (6.161.600), bajo el gobierno de Macri, con un salto de alrededor de 300.000 monotributistas más entre una fecha y la otra.

¿Hay empleo o no?

Uno de las prácticas extendidas del periodismo respecto a la cobertura del plan de lucha piquetero viene siendo la de llevar algún que otro empresario a explayarse respecto a una supuesta negativa de los desocupados a trabajar.

Los argumentos se caen de inmediato cuando los propios panelistas o algún dirigente social o piquetero invitado les consulta respecto a los salarios que pagan y las condiciones de contratación: una parte reconoce los bajos salarios y la otra se esfuma entre explicaciones inconducentes.

Si tomamos las actividades económicas más vinculadas con los programas de empalme y los convenios más extendidos nos encontramos con realidades salariales de pobreza. Para el mes de junio del presente año, en la Construcción se paga un salario básico de $64.064 para la categoría inicial de Ayudante; en el rubro Textil los básicos oscilan entre $45.000 y $62.000, según la categoría, más $16.200 adicionales, no remunerativos, todas sumas de pobreza; en Comercio, con paritaria cerrada, los básicos promedian los $88.000, más $15.000 no remunerativos, apenas superando la canasta básica que en mayo cerrará por arriba de los $100.000.

Cabe agregar que a todas estas sumas aún queda por restarles los aportes, los cuales rondan el 18% del salario bruto. Además, las patronales “toman el personal a prueba”, algo que muchas veces es utilizado para cubrir necesidades temporarias o directamente para evitar consagrar la relación de dependencia.

En otros rubros como los bares y restaurantes los salarios caen abruptamente, acercándose a lo que cobra un beneficiario del programa social recategorizado: el equivalente a un salario mínimo. Lo mismo que ocurre con los salarios que pagan las patronales rurales. Ni hablar de que gran parte de la oferta laboral es no registrada, por lo que los salarios siguen cayendo.

En definitiva, lo que falta no son trabajadores, falta trabajo genuino y bien remunerado. El salario mínimo debe estar por encima de la canasta de pobreza de $100.000. La Unidad Piquetera a puesto al desnudo esta realidad con su plan de lucha, que ahora sigue con un plenario piquetero el próximo lunes 13 en el Obelisco, y que reclama una recomposición general de los salarios y trabajo genuino para todos los desocupados, junto a un seguro universal al desocupado.