Tras ocho días de acampe, y después de sortear el largo fin de semana (el viernes fue asueto municipal), el lunes los compañeros decidieron profundizar las medidas y bloquear las salidas del Municipio. En su interior estaba la intendenta, que se negaba a negociar con el Polo Obrero y salió a todos los medios a acusar y difamarnos.

No retrocedimos ni ante los aprontes represivos que montó la policía, que incluyó a matones del Mpn enviados desde la gobernación.

Firmes, las compañeras y compañeros, algunos ya mayores, pero decididos, también la juventud, y hasta los niños.

El acampe forzó que por la tarde se abriera una segunda ronda de negociación. Allí el Municipio propuso firmar un acta que da respuesta a gran parte de los reclamos que originaron el acampe.

No sólo se mantienen los 30 “planes” que cesaban a fin de mes, sino que se otorgan 40 puestos de trabajo bajo convenio colectivo de trabajo y se compromete la creación de otros 50 en proyectos del Ente de Desarrollo Económico local.

Además, esa misma noche el Municipio entregó las cajas alimentarias al listado empadronado por el Polo Obrero y un ticket extra de 20 pesos para la semana venidera.

Como una conquista especial, se consiguieron 5 puestos laborales para gente mayor y discapacitada.

La asamblea aprobó el acta-acuerdo y se levantó el acampe, previa firma de la misma por los delegados y la intendenta.

Desde el acampe 120 compañeros marchamos al grito de “¡¡piqueteros carajo!!” hasta el local donde se entregaron las cajas alimentarias.

Con esta nueva victoria, el Polo Obrero, que libró en todo momento, junto al reclamo reivindicativo, una lucha política a fondo contra el Mpn y las instituciones estatales, se plantea como una alternativa de dirección para el conjunto de los explotados.