Mujer
31/5/2022
3J: no hay Ni Una Menos con el FMI y las iglesias
Preparemos en todo el país una movilización independiente contra la violencia y la pobreza.
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Ni Una Menos 2019. Foto: Juan Diez @ojoobrerofotografía
Este 3 de Junio se cumplen 7 años de la multitudinaria primera movilización por Ni Una Menos que en 2015 sacudió al país contra la violencia y los femicidios, bajo el gobierno de Cristina Kirchner. La consigna que se abrió paso desde entonces fue la denuncia del Estado responsable, que muestra que este verdadero flagelo tiene el ADN del régimen social de explotación capitalista.
Desde aquel Ni Una Menos, la situación de las mujeres y de las diversidades no ha hecho más que agravarse. Crecen los femicidios y todas las formas de violencia que sufrimos las trabajadoras, que somos una abrumadora mayoría entre la población más pobre del país, las que conseguimos los empleos peores pagos y las más precarizadas. Este es el trasfondo de vulnerabilidad que se encuentra detrás de las humillaciones y atentados contra nuestras propias vidas que engrosan las abrumadoras cifras de femicidios y crímenes de odio.
Por eso las mujeres son también un sector mayoritario en las masivas marchas piqueteras contra el hambre, blanco particular de ataque de los Larreta, Berni y Zabaleta -que a través del ataque a las mujeres buscan amedrentar a todo ese poderoso movimiento popular, algo sin grietas entre los distintos partidos gobernantes y sus camarillas.
Ni el gobierno de Cristina, ni el de Macri y Alberto Fernández después, hicieron nada para proteger a las mujeres y diversidades.
Las movilizaciones que se preparan en todo el país tienen una larga lista de demandas para exigir al gobierno que ajusta y desampara a las mujeres. Por eso es importante promover este 3J jornadas de lucha independiente, mientras un sector de las organizaciones del Frente de Todos (que integra a funcionarias y sectores de la burocracia sindical) prepara acciones que priorizan la defensa del gobierno en detrimento de nuestros reclamos, sin levantar una sola denuncia contra su alianza con las iglesias y el pacto con el FMI. En el momento de escribir estas líneas, este debate atraviesa a la asamblea independiente de CABA – donde sectores como el MAS plantean disolver la asamblea en el campo de la movilización gubernamental con el argumento de “enfrentar a la derecha”.
Basta de hambre y femicidios
El pacto del gobierno de Fernández con el FMI refuerza la violencia que sufrimos, porque el plan de guerra que reclama el Fondo contra las y los trabajadores, liquidando el trabajo y el salario, significa promover la barbarie entre los sectores populares y reforzar todos los mecanismos de regimentación social -entre los cuales la opresión y subordinación de las mujeres es un instrumento poderoso. El ajuste y la violencia contra las mujeres van de la mano.
El salto en calidad en términos de sumisión del país al imperialismo y al capital financiero que representa este nuevo pacto firmado por un gobierno que se dice “nacional y popular” (y que le entregó a Washington con la cláusula de revisión trimestral, poder de veto y control absoluto sobre el destino del país) nos reduce a ser una colonia del FMI, con brutales consecuencias como el saqueo ambiental y económico, lo que es en definitiva la destrucción de nuestras condiciones de vida.
Arrecia el ajuste y arrecian los femicidios. En lo que va del año, hasta principios del mes de mayo, tuvimos más de 130 femicidios en nuestro país- la friolera de una mujer menos por día. Es un genocidio silencioso que podría ser evitado, porque son muchísimas las mujeres que piden ayuda al Estado sin tener respuesta. El 25% de las mujeres que fueron víctimas de femicidios hicieron denuncias y no fueron escuchadas. Todos los poderes del Estado son responsables ante esta situación. La Justicia somete a un calvario a quienes denuncian, pero desde el poder político y el gobierno solo hay cruzada contra la corporación judicial cuando se trata de garantizar la impunidad para sus corruptelas. De la propaganda de algunos sectores oficialistas respecto de la “reforma judicial feminista” no hay nada concreto. Una reorganización del poder judicial que sea favorable a las necesidades populares y de las mujeres debe partir de la elección popular de los jueces y fiscales, con mandatos revocables, y junto con ello establecer un fuero único por violencia de género.
El ministerio no nos representa. Nuestra lucha es contra el Estado
La creación de un Ministerio de mujeres y géneros se reveló como una estafa. Ni una sola acción efectiva de protección de las mujeres ni de combate contra la violencia salió de esas oficinas. Solo catapultó a puestos dirigentes de la burocracia estatal a un puñado de funcionarias que usaron ese lugar para respaldar al ministro Guzmán en las negociaciones de la deuda, hacer caterings y lanzar un Plan Acompañar para mujeres víctimas de violencia cuya implementación es a cuenta gotas, no lo pueden cobrar las titulares del plan Potenciar Trabajo (¡las más pobres!) y sólo cubre un ingreso mínimo por 6 seis meses.
La creación del Ministerio convive con el crecimiento del poder de las Iglesias y la pesada carga de su prédica oscurantista en todos los ámbitos de nuestras vidas: en la educación, la salud, las barriadas. A las “mujeres gobernantes” no se les conoce siquiera una declaración contra esta barbarie, ni mencionan la ESI a más de 15 años de la sanción de una ley que es burlada en todo el país -privando a nuestros niños y a los docentes de herramientas para la detención del abuso infantil, para una educación libre de violencias, prejuicios y opresión.
Sobre el fracaso de Ministerio levantan cabeza los Milei, negacionistas de la discriminación y violencia que sufrimos las mujeres. Milei y los suyos representan una política de mayor violencia contra nuestras condiciones de vida. Pero nuestra lucha no puede ser víctima del descrédito de un Ministerio que no sirvió para que avancemos en ningún terreno. Frente al gobierno y a los Milei, levantemos un programa independiente y un planteo de poder para las mujeres, con un Consejo Autónomo de mujeres y diversidades, electo por el voto popular, que sirva para combatir la violencia que ejercen el Estado y las iglesias contra nuestros derechos.
Por todas estas demandas, las mujeres trabajadoras, las piqueteras, la juventud, que fuimos parte de la marea verde, volvamos a las calles para gritar:
¡Ni una menos! ¡Basta de ajuste y de oscurantismo clerical, Fuera el FMI!
Trabajo y salario ¡Basta de hambre!
Separación de las Iglesias del Estado. ESI laica ya!
Fuero único judicial por violencia de género. Elección popular de jueces y fiscales, con mandato revocable
Consejo Autónomo de mujeres y diversidades