Mujer

11/3/2024|1688

8M: las mujeres frente al gobierno de Milei

La discusión y los límites políticos del proceso que gestó la enorme movilización y el acto en el Congreso Nacional.

Foto: Federico Imas @ojoobrerofotografía.

La movilización por las mujeres y diversidades este 8M, día internacional de lucha de las mujeres trabajadoras, desbordó: fuimos marea nuevamente en todo el país. En la Ciudad de Buenos Aires cientos de miles inundamos el Congreso y los alrededores con una movilización que llegó hasta la 9 de julio. Con la potencia de nuestra lucha en las calles, nos llevamos puesto el protocolo antiprotesta de Bullrich, pese a las amenazas del gobierno, el bloqueo mediático a la convocatoria y la negativa de la CGT y las CTAs a convocar a un paro nacional. Nosotras y nosotres masivamente mostramos cuál es el camino para enfrentar, hasta derrotar, todo el plan Milei.

¿Cómo fue el proceso de organización de la jornada, los debates y las maniobras que hubo que atravesar?

Las asambleas para organizar la jornada tuvieron una concurrencia muy importante. En la mayoría de las provincias se realizaron acciones unitarias con un sector de quienes hasta hace tres meses gobernaban el país de la mano del FMI y las iglesias, y ahora se vuelcan a una acción callejera contra el gobierno de Milei.

En CABA la convocatoria hecha por el colectivo Ni Una Menos (de filiación peronista), la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto de la regional y la asamblea independiente (las organizaciones de la izquierda, piqueteras, familiares de víctimas de femicidios y desaparecidas), que sostuvo la movilización de lucha contra el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner durante los últimos cuatro años, puso en pie una acción realmente masiva.

La necesidad de poner en pie una jornada de lucha extraordinaria, que se expresara efectivamente en las calles este 8 de marzo, estuvo repleta de contradicciones, pues implicó la difícil y precaria confluencia de quienes nos enfrentamos a este gobierno reaccionario desde campos políticos irreconciliables. Mientras el peronismo con sus gobernadores aplica la motosierra contra las docentes y trabajadores de las provincias, con la CGT y las CTAs sostiene una tregua bochornosa, entrega el salario y negocia la reforma laboral (un programa que defendió explícitamente Cristina Kirchner en su última carta); las socialistas y luchadorxs combativxs pugnamos por la preparación de la huelga general hasta derrotar todo el plan Milei.

La divergencia política fue la tónica que primó desde la primera asamblea. Las distintas organizaciones de Unión por la Patria se esforzaban en un relato que suponía que el hambre llegó a nuestro país con la presidencia de Javier Milei: resulta que veníamos de una Argentina con panzas llenas y no lo sabíamos.

El intento de ocultar que el casi 60% de pobreza que provocó el gobierno actual se monta sobre un 45% que nos legó el gobierno peronista llegó a niveles ridículos. Con la denuncia del cierre de los comedores populares por parte de Milei y Pettovelo y el vaciamiento criminal que le quita el plato de comida a 11 millones de personas, querían ocultar que Tolosa Paz y quienes la precedieron se dedicaron a hostigar a las organizaciones piqueteras que tuvieron que copar la 9 de julio en reiteradas oportunidades para reclamar asistencia alimentaria y que dejen de enviar polenta vencida a los comedores.

Se llegó a afirmar que “estábamos tan bien discutiendo la agenda de cuidados y ahora tenemos que pasar a discutir el hambre”. Una estafa monumental, porque para las feministas del Ministerio “la agenda de cuidados” eran los caterings entre gente sin necesidades, mientras gobernaban aplicando a rajatablas el ajuste fondomonetarista, agravando las condiciones más elementales de vida de las familias trabajadoras. ¿De qué plan o “políticas públicas de tareas de cuidados” pueden jactarse quienes condenaron a una mayoría popular a vivir en verdaderos guetos de pobres, en villas precarias y hacinadas, expuestxs a todo tipo de violencias, sin vacantes escolares, ni transporte adecuado, ni salario ni trabajo acorde?

Las trabajadoras de casas particulares, con un régimen laboral y salarios de esclavitud, fueron en las asambleas el testimonio de la verdadera cara de la Argentina que nos legaron todos los que gobernaron hasta ahora, sin excepción. La tranfugueada de querer presentar medidas asistencialistas de alcance hiper precario, como el subsidio por seis meses del Plan Acompañar inferior a la canasta básica e incompatible con el plan Potenciar Trabajo, como “política de combate a la violencia de género” fue denunciada por nuestras compañeras como lo que es: una estafa, y no pudo ser impuesta en el documento.

Ocultar o adulterar los hechos de la realidad nos lleva por un mal camino. Porque fue por el fracaso de este gobierno que hoy tenemos a Milei y Villarroel en la casa Rosada. Si como movimiento de lucha de las mujeres y diversidades nos somos capaces de hablarle a las millones que lo votaron hartas de sufrir cómo el “Estado presente” les arrebataba derechos y las degradaba, difícilmente podamos volver a constituir una mayoría social en torno a nuestras luchas y demandas.

El reclamo del paro a la CGT y las CTAs fue el punto más álgido del debate, encarnado por las propias burócratas sindicales. Era un acto de defensa propia. Pero que este haya sido el punto más encarnizado también muestra que nuestras críticas a lo ocurrido bajo el gobierno anterior no caen en saco roto y en muchos casos son reflexiones compartidas por una base que apoyó a aquel gobierno.

La participación de militantes de gremios enrolados en las centrales tuvo el único objetivo de bloquear cualquier demanda que cuestione la política criminal de paros aislados que nos desangran en lugar de fomentar la intervención de la clase obrera organizada hasta la huelga general. En un debate que las burócratas dieron con patoteadas y a los gritos, terminamos imponiendo en el documento que se leyó en Plaza Congreso “el llamado a un nuevo paro nacional que unifique todas las luchas hasta derrotar todo el plan de Javier Milei” y la denuncia de “un salario mínimo de miseria golpea a las y los trabajadores”.

La negativa a movilizarse a Plaza de Mayo, y darle un carácter de lucha directo de choque con el gobierno, también hace al alcance de las polémicas. Con alguna excepción, mayormente se propuso abandonar la Plaza de Mayo, con el propósito de presentar nuestros reclamos como puramente parlamentarios, lo cual es falso y una estrategia cortoplacista. Lo segundo fue oponer una concentración a una movilización, que se hizo finalmente a instancias de un bloque independiente que congregó a todo el FIT-U y distintas organizaciones de izquierda, junto con organizaciones piqueteras, las asambleas barriales, Unidxs por la Cultura, los sindicatos combativos, centros de estudiantes, feministas por Palestina, familiares de víctimas de femicidio y distintos sectores en lucha. Mientras el peronismo y la burocracia concentraron directamente en el Congreso, nuestra marcha desbordó, encabezada por la consigna: “Abajo el plan de Milei y el FMI. CGT y las CTAs: paro y plan de lucha ya. Al Aborto Legal lo defendemos en las calles”.

El acierto de nuestra movilización fue mostrar un campo político independiente, que si enfrenta en unidad a Milei junto a sectores que son adversarios a nuestro programa lo hace sin subordinarse políticamente. La batalla política porque el documento no exprese un embellecimiento del peronismo, que ajustó, hambreó y relegó la agenda de las mujeres, ni a los intereses de las burócratas de las centrales que quisieron bloquear cualquier exigencia en torno al paro y el plan de lucha, logró abrirse curso incluso a pesar de un sector de la propia asamblea independiente, a instancias de la cual, lamentablemente, muchas de las pretensiones de lavarle la cara al anterior gobierno y a la política de tregua actual de los sindicatos, hubieran pasado.

Estamos frente a una discusión que se va reactualizar y debe profundizarse. Porque las pretensiones de explotar la crisis que crea y agrava cada día el gobierno de Milei, mediante una explotación electoral del peronismo en defensa de una alternativa capitalista y contraria a la defensa de las mujeres trabajadoras y empobrecidas, van a profundizar las contradicciones de las acciones unitarias. Esa unidad no puede significar una mordaza para las divergencias, sino que debe habilitar que se expresen las distintas voces.

Está en juego, nada menos, que la defensa de las trabajadoras y de toda la clase obrera frente a una ofensiva capitalistas de características monumentales. La tarea es preparar la huelga general hasta derrotar todo el plan Milei y la motosierra de los gobernadores. Nuestra enorme movilización este 8M muestra que nuestro movimiento tiene con qué hacerle frente a la dramática situación que vivimos y marca el camino. Esta lucha sigue.

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