Mujer

16/5/2021

A 6 años del femicidio de Chiara Páez, la chispa que prendió el #NiUnaMenos

Ganemos las calles contra los femicidios. Hacia el congreso del Plenario de Trabajadoras.

El 10 de mayo de 2015 fue encontrado el cuerpo sin vida de la rosarina Chiara Páez, enterrado en un pozo, cubierto de tierra bien apisonada y en posición fetal. Chiara tenía 14 años y estaba embarazada de tres meses. El resultado de la autopsia indicó que la adolescente fue asesinada a golpes por su novio, Manuel Mansilla, quien era dos años mayor que ella.

El asesino de Chiara no obtuvo condena sino hasta el 8 de septiembre de 2017, cuando se declaró culpable del delito (aunque ya había confesado el crimen a su padre el mismo día que lo perpetuó) y fue condenado a 21 años de cárcel.

En 2015 las estadísticas sobre femicidios y casos de violencia de género eran prácticamente inexistentes, lo que hacía que la problemática sea invisibilizada. Sin embargo, un organismo no oficial se encargó de recolectar cifras y dio a conocer que entre 2008 y el 2014 contabilizó 1808 femicidios. Las cifras de 2014 fueron aún más estremecedoras: 277 femicidios en un año, lo que equivale a un crimen contra la mujer cada treinta horas.

Previamente, el 16 marzo de 2015 había sido hallado el cuerpo de Daiana García, cinco días después de su desaparición, dentro de una bolsa de basura, semidesnuda y con una media en la boca. La noticia tuvo tal impacto en la sociedad que mujeres activistas, artistas y de los medios convocaron una maratón de lectura promocionada con la frase “Ni Una Menos” de la poeta mexicana Susana Chávez.

Pero el femicidio de Chiara fue un punto de inflexión para el movimiento de mujeres de nuestro país. Otra vez la convocatoria masiva para movilizarse a nivel nacional surgió de militantes, periodistas y artistas que fueron fogoneando la fecha del 3 de junio. De ahí en adelante, las mujeres empezamos un largo camino de movilizaciones contra los femicidios y por nuestros derechos.

La primera movilización bajo la consigna Ni Una Menos se dio el 3 de junio de 2015 y superó ampliamente las expectativas, disparando un movimiento que pasó a la historia y forma parte de la agenda política de nuestro país y la de muchos otros países latinoamericanos. La marcha tuvo su epicentro en la Ciudad de Buenos Aires, pero tuvo manifestaciones en varias ciudades del país.

Hace ya seis años que dijimos Ni Una Menos, marcando las necesidades materiales para emancipar a las mujeres de la violencia que el régimen de opresión social ejerce sobre nuestros cuerpos. Las mujeres crecimos en organización y lucha ante un Estado perpetrador del mismo sistema opresor del género femenino. Si en estos años hubo un cambio en la conciencia de gran parte de la sociedad con respecto a este flagelo fue gracias al movimiento de mujeres y no a las instituciones del Estado.

El contexto actual es de un agravamiento de las condiciones de vida en un país entero que atraviesa la segunda ola de coronavirus, con un incremento de violencia, hambre, desocupación, rebajas salariales, precarización laboral y miseria. El gobierno de Alberto Fernández y su “feminista” Ministerio de la Mujer y Diversidades continúan sin implementar medidas concretas para atacar la curva de femicidios que sigue aumentando y marca un femicidio por día en Argentina.

Desde el primer Ni Una Menos se buscó desde el Estado y los gobierno de turno -desde CFK, pasando por Macri y ahora Alberto- cooptar al movimiento planteando algunas reformas. Un ejemplo es la “reforma judicial feminista”, presentada como un proyecto de eje transversal en las violencias por motivos de géneros, pero sin tocar al podrido sistema judicial que avala la impunidad de los violentos, la Iglesia y de todos los aliados del poder. La integración del Colectivo Ni Una Menos al gobierno de Alberto Fernández es un abandono del protagonismo que ha tenido en la organización de asambleas y movilizaciones, lo que reafirma la innegable la necesidad de un movimiento políticamente independiente que levante nuestros reclamos.

Una vez más se vuelve a poner en el foco la necesidad de reforzar la actividad en las calles y la lucha de y por las mujeres. Sobran las razones para volver exigir Ni Una Menos: en lo que va de 2021 se registraron al menos 85 femicidios. Tenemos leyes, paridad de género en las listas, secretarías y hasta un ministerio; pero la responsabilidad del Estado en la opresión y la violencia sigue intacta, porque responde a su carácter de clase

Son algunas de las cuestiones que vamos a debatir en el segundo congreso nacional del Plenario de Trabajadoras, este 29 de mayo, para avanzar en la organización y la lucha independiente de las mujeres y diversidades.