Mujer
7/6/2025
A diez años del primer Ni Una Menos, el movimiento de mujeres y diversidades copó las calles
El 4J, con todos los sectores en lucha.
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Foto: Juan Cruz @ojoobrerofotografia
A diez años del primer Ni Una Menos las mujeres y diversidades nos hicimos presentes en el Congreso para denunciar una vez más la violencia que sufrimos y que tiene al Estado como responsable último. Fue con una importante movilización junto a las jubiladas que todos los miércoles se manifiestan contra las jubilaciones de miseria y la quita de los medicamentos, con la concentración por la emergencia en discapacidad, con los trabajadores de la ciencia y los del Garrahan que están dando una pelea histórica por defender la salud pública. Primó la unión de todas las luchas como expresión de una necesidad de combate a la política de este gobierno.
Retomar las banderas de este movimiento es una necesidad urgente. El plan de guerra de Milei y el FMI contra la clase obrera es total. Se degradan las condiciones de vida de las familias, lo que pesa sobre las espaldas de las mujeres mientras también avanza la precarización y la feminización de la pobreza. La violencia y los femicidios no dan tregua y llegan a niveles escalofriantes mientras el gobierno nacional le da la espalda a cualquier reclamo.
El documento leído en la plaza es la expresión de una importante lucha política dada en las diversas asambelas que prepararon la jornada. Denunciamos al Estado como artifice de la violencia sistemática hacia nosotres mientras planteamos la necesidad de que las centrales sindicales convoquen a un paro general para enfrentar la política de Milei. En varias oportunidades, mientras era leído, la multitud que rodeaba el escenario coreaba ¡Fuera Milei!
Entre los 10 puntos elaborados conjuntamente también nos pronunciamos contra el ensañamiento del gobierno contra los comedores popular y por el desprocesamiento de los dirigentes piqueteros y sociales que afrontan causas judiciales truchas. Cerró con un contundente planteo de oposición a la política del sionismo, que sostiene un genocidio contra el pueblo palestino que implica el asesinato de miles y miles de mujeres y niñeces.
Fue una jornada masiva y contundente a pesar del boicot de las agrupaciones kirchneristas, peronistas y de las centrales sindicales, que buscaron a toda costa evitar que exista un escenario y se lea el documento elaborado. Hasta último momento se negaron a poner plata para el sonido. Como las organizaciones independientes definimos hacerlo igual, se plegaron poniendo montos irrisorios que lejos están de lo que pueden costear. El bochorno fue tal que mientras las organizaciones de jubilados que realizan todo a pulmón pusieron 250 mil pesos la CTA solo aportó 30 mil. Fue con ese esfuerzo y el de las organizaciones independendientes, de izquierda, sindicatos como AGD o Ademys, que la jornada tuvo este carácter combativo.
Esta política del peronismo se inscribe en la lógica de desmovilización. Si bien adhirieron y convocaron a la jornada, se jugaron por todos los medios a hacerla pasar desapercibida sin que las demandas de este movimiento pudieran oírse en la concentración.
Por último criticamos que muchas de las de las organizaciones convocantes se negaron a darle la palabra en el acto a trabajadores del Hospital Garrahan para comentar las novedades de la lucha. La necesidad de buscar un cauce común de las luchas no puede ser solo una consigna, sino que debe traducirse en la actividad concreta dando lugar y expresión a todos los sectores que lo ameriten.
El método con el cual conquistamos el aborto legal e introdujimos el debate sobre la ESI laica científica es el camino para quebrar los ataques permanentes: la deliberación en asamblea, la movilización callejera y la unidad de acción con todos los sectores.
El 4J demostró que el “clima de lucha” está más que presente. La CGT y la CTA deberían convocar a un nuevo paro general como medida de un plan de lucha para aportar a la victoria de todas las luchas en curso.

