Mujer

8/9/2020

Acerca de la nota de Página 12 sobre la pandemia y la situación de las mujeres

Las mujeres somos las que más sufrimos los despidos, suspensiones salariales y precarización laboral.

El pasado 1 de septiembre, una nota de Página 12, “el coronavirus se ensañó con las mujeres”, arroja una serie de datos del Ministerio de Trabajo y las consecuencias del Covid- 19 en las mujeres, que desde Prensa Obrera ya venimos denunciando.

El artículo explica que la situación de cuarentena es una experiencia más dura para el sector laboral femenino, los trabajos que conocemos como feminizados. Es decir, aquellos a los que las mujeres acceden en mayor proporción, como las ramas de los servicios, restaurantes, turismo y venta en comercios. Todas son ramas laborales donde las trabajadores sufrieron suspensiones, reducción de los ingresos por quita de presentismo y horas extras.

Por otro lado, menciona el artículo, las mujeres se encuentran dentro de la primera línea de contagio: las enfermeras y médicas y otras trabajadoras de la salud, las miles de mujeres que desde los comedores y escuelas se hacen cargo del reparto de alimentos. Y también las trabajadoras de casa particulares, quienes además de poder contagiarse en los transporte públicos, sufren todo tipo de atropellos por su condición laboral, siendo el gremio peor pago y con 70 % de trabajadoras en la informalidad.

Para abordar el problema de las sobrecarga del trabajo doméstico debido a la cuarentena, el artículo intenta igualar la sobrecarga que sufre una mujer trabajadora y una mujer empresaria. Por un lado debiéramos empezar por lo más simple, las mujeres trabajadoras tienen ocupada su vida en larguísimas horas de jornada laboral que las empresarias no. O bien trabajan fuera del hogar y dentro del mismo. El teletrabajo se transformó en el calvario de millones de mujeres que improvisan entre labores domésticas y exigencias patronales, en cualquier horario y sin ser provistas de los soportes tecnológicos adecuados para cumplir con el trabajo.

 

Por otro lado, el artículo estaría pasando por alto que las mujeres empresarias son aquellas quienes, por ejemplo, hacen trabajar a las trabajadoras de casas particulares bajo el permiso de “excepción por cuidado de personas”, exponiéndolas a la mayoría de ellas a contagios en transportes públicos. De ninguna manera se pueden igualar las condiciones en las que las mujeres de la clase obrera sufren la sobrecarga del trabajo doméstico y la situación de aquellas empresarias que viven del trabajo de otros e incluso, aprovechan la situación de pandemia para avanzar en más flexibilización laboral de sus empleados.

Pero por si faltaba más, la conclusión de la nota es que el Estado y los sindicatos se estarían haciendo cargo de esta realidad. Nuevamente el artículo se contradice con lo que más arriba mencionó sobre la situación de despidos, rebajas salariales, sobrecarga para las trabajadoras. Sin explicar cuáles fueron las medidas del Estado y los burócratas sindicales, el artículo intenta unirnos a todas bajo el manto de la unidad nacional. Plantear que continúa siendo un desafío medidas económicas con perspectiva de género, es simplemente una impostura del periódico oficialista. El Estado hasta ahora condenó a las millones de mujeres que dependen de trabajos informales o son desempleadas a recibir 30 mil pesos en lo que va de la cuarentena, si es que cobraron el IFE. La burocracia, las patronales y el Estado permiten que avancen los despidos y las suspensiones en todas las ramas laborales. Mientras, enfermeras y médicas viven la angustiosa situación ante la desidia del Estado en la salud pública y las altas tasas de contagio a las que están expuestas.

Para pensar medidas económicas con perspectiva de género, no se puede acordar con quienes ponen el presupuesto nacional a disposición de las necesidades de los grandes bonistas a costa de las necesidades populares. Tampoco con quienes acuerdan con la burocracia sindical y los patrones todo tipo de atropellos a las condiciones laborales, rebajas salariales, despidos, suspensiones, incumplimiento de protocolos de higiene.

Un gran frente de las luchadoras en los sindicatos, en cada barrio y en las calles solo puede triunfar si es independiente del Estado y burocracia sindical, las patronales y las iglesias responsables de realidad de violencia y opresión a las mujeres.