Una oficial de policía fue abusada en agosto de 2019 durante una cena, donde otro policía la manoseó e intentó besarla, mientras ella estaba junto a su bebé. La situación se detuvo recién cuando ingresó a la casa un invitado que se encontraba afuera fumando.

La denuncia se radicó en la comisaría n° 24 de la ciudad de Chos Malal. A pesar de ello al policía solo lo trasladaron a otro lugar para que continúe con funciones en otro sector. Mientras la víctima no recibió ni siquiera de ayuda psicológica.

A tres años de ocurrido el abuso, no hay respuestas a la víctima por parte de la institución, lo cual es una muestra de la descomposición profunda de la Justicia y la policía, y que son parte del sistema que utiliza la misoginia como factor de dominación social.

Por eso las mujeres nos organizamos de forma independiente de los poderes e instituciones de un Estado que promueve la violencia contra las mujeres.

La mujer policía señaló: “Nos dieron una capacitación hace dos semanas, que no podemos ir a denunciar sin antes informar la situación a nuestros superiores, una locura” (Mejor informado 20/7). Los superiores archivan las denuncias y encubren a los violentos.

Vamos por una elección popular de jueces y fiscales. Por una educación sexual laica y científica en la escuelas e instituciones, presupuestos reales para erradicar los abusos.
Apertura de los libros de las comisarías al control de los organismos de derechos humanos y sectores populares.

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