Combativo acto en el Día Internacional de la Mujer
Seguir
Bajo una intensa lluvia, 400 personas asistieron el viernes 6, en Congreso, el acto convocado por el plenario autoconvocado de la mujer trabajadora. Estuvieron representadas genuinamente las mujeres explotadas a través de las oradoras, representantes de la Comisión interna del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), de la Lista Bordó del Hospital de Clínicas, delegadas del Centro Gallegos, de la comisión de esposas de los trabajadores de Editorial Atlántida, de la comisión de mujeres de Laferrere y una compañera docente.
Expusieron cómo se gestó este acto, cómo se conformó el Plenario Autoconvocado de la Mujer Trabajadora para poner en pie un movimiento autónomo, propio de las mujeres oprimidas, que unifique todas sus reivindicaciones y le ponga freno a la discriminación, los abusos y la miseria contra la mujer. Explicaron las tareas que se dieron desde el plenario, para llegar a los talleres, las fábricas, a las escuelas y a los hospitales, a los barrios y convocar a todas las mujeres. Cómo se trató de organizar un único acto y se llevó esta propuesta a la Multisectorial de la mujer, pero fue rechazada. Cómo el plenario, a través de los debates y aportes de las distintas compañeras levantó un programa en defensa de la mujer trabajadora.
Se fue reflejando, así, la experiencia de las mujeres cuyos compañeros perdieron el trabajo y el camino recorrido para encontrarse hoy luchando por un puesto de trabajo, la situación de las mujeres desocupadas o empleadas en los ‘planes Trabajar’ —que se organizan reclamando al Estado un subsidio que les permita subsistir junto a sus familias. Las carencias de salud que se viven en los barrios con hospitales arancelizados y sin medicamentos, la falta de aulas y la precariedad con que se iniciarán las clases en la provincia de Buenos Aires. El avance de la privatización y la ‘autogestión’ hospitalaria, la precarización de los salarios y de las condiciones laborales y la discriminación que sufren las trabajadoras; la lucha titánica por superar a la burocracia sindical y defender sus puestos gremiales contra las persecuciones, ya que además de trabajadoras son madres y sostenedoras, en muchos casos, de sus familias. Lamentablemente, las compañeras de la comisión de inundados de Villa Adelina, que iban a hablar desde el palco, no pudieron llegar por el mal tiempo.
En el acto las mujeres explotadas levantaron su voz en solidaridad con las mujeres de Irak, con las mujeres de Chiapas, con las explotadas y oprimidas de todo el mundo.
Denunciaron el rol que la Iglesia asigna a las mujeres, de reproductoras de la especie y servidoras de los hombres. La opresión histórica que ejerce el clero prohibiendo el aborto y el uso de preservativos, condenándonos a la muerte por aborto clandestino o por el Sida, y a la miseria social. El rol que nos asignan las patronales de mano de obra barata.
Las mujeres trabajadoras se plantaron frente al Parlamento de los annistiadores y los genocidas, cuyas legisladoras más destacadas condenan el derecho al aborto. Se hicieron escuchar reclamando la anulación de las leyes de Punto final, la Obediencia Debida y el Indulto, el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salado entre todos los trabajadores. La despenalización del aborto, su atención gratuita en hospitales y obras sociales, anticoncepción y fecundad/a asistida en hospitales y obras sociales. Levantaron las mismas banderas de defensa de los convenios y las condiciones laborales por las que 87 años atrás, en Estados Unidos, fueron quemadas las obreras textiles que dieron origen a la conmemoración del 8 de Marzo.
Fue un acto clasista que puso en pie un movimiento propio de las mujeres explotadas contra la opresión y la miseria, abriendo una perspectiva de conjunto a la lucha de todos los explotados. Por ello hicieron llegar adhesiones y se hicieron presentes integrantes de comisiones internas de trabajadoras del Estado, delegadas y activistas gráficas, de prensa, de sanidad, de la alimentación, textiles trabajadoras de la educación y la salud, jubiladas, entre ellas las compañeras que se movilizan los miércoles, miembros de comisiones vecinales, de desocupadas, de lucha contra la impunidad, estudiantes, secundarias y universitarias, trabajadoras de distintos gremios y barrios de Capital, del Gran Buenos Aires y La Plata, que llegaron con sus familias. Y también muchos trabajadores que asistieron para apoyar los derechos y la organización de las mujeres trabajadoras.
Se realizaron también actos en Córdoba y San Lorenzo, en la misma perspectiva de organización de la mujer trabajadora, en un movimiento que le permitirá luchar de conjunto contra este sistema explotador y poner fin a todo tipo de violencia, de discriminación y de miseria contra la mujer.