Mujer

10/11/2021

Córdoba: “Elena”, capturada a sus 9 años y víctima de una red de trata más de la mitad de su vida

La joven de nacionalidad paraguaya fue obligada a recorrer más de 9 mil kilómetros por todo el país para ser explotada sexualmente.

“Elena” -nombre para resguardar su identidad- fue capturada a los 9 años en Paraguay, país donde nació y se crió hasta ser capturada. La víctima comenta que un hombre le ofreció a su tío traerla a la provincia de Córdoba a trabajar en una empresa textil, pero en realidad fue capturada por una red de trata que la mantuvo prostituida en diferentes provincias de la Argentina, durante más de 12 años. “Elena” explica que logró escapar a los 21 años y hoy vive en el norte argentino.*

“Tenía más o menos 9 cuando me trajo desde Paraguay un hombre que era cordobés”, comenta. Además cuenta que antes de su captura sus padres se habían separado y la familia, disgregado. “ Yo andaba en la calle todo el tiempo; me iba a un barcito que tenía mi tío en el centro, en Paraguay. Justo llegó un hombre en semejante camioneta y le preguntó a mi tío si no conocía alguna chica que quisiera trabajar en una empresa textil”, recuerda.

La captura y la responsabilidad innegable del Estado

“Elena” recuerda que cruzó la frontera entre Argentina y Paraguay con nueve nenas más, en moto y con documentos falsos para luego ser llevadas a Misiones y finalmente trasladadas a una whiskería del norte cordobés.

Respecto al calvario en la whiskería, comenta: “Él decía que era una empresa textil. Una vez que llegamos era muy diferente, te encerraban. Cuando llegamos ya había unas 20 mujeres. La cuestión es que éramos como 30, todas menores de edad, la más grande habrá tenido 15 años. El dueño la tenía como su mujercita”.  Además agrega que las tenían en piezas con tres o cuatro camas donde dormían, vivían y atendían a sus clientes y que la nuera del dueño del burdel -y proxeneta- las vestía para poder sacarlas durante la noche al salón de la whiskería.

Respecto a su llegada, “Elena” relata que era maltratada, castigada, que la dejaban sin comer durante semanas por no usar o no saber -lógicamente- usar tacos; explica también que a quienes las vendían no usaban preservativo y no recibían ningún tipo de atención médica. “No teníamos ningún cuidado para prevenir embarazos, ni higiene, ni nada de eso. Nos teníamos que bañar tres o cuatro en un solo baño con agua fría. Hasta que nos inventaron una chimenea y nosotras juntábamos leña entre todas para calentar agua para bañarnos”. Luego de algunos años, quedó embarazada. Fue llevada a una clínica clandestina donde “vaya a saber uno cuánta gente habrá muerto”, reflexiona.

Fue vendida a prostíbulos de otras provincias, entre ellas Catamarca, Tucumán, Buenos Aires, para luego volver al noroeste cordobés. “Ahí fue cuando me fugué con dos chicas y el tipo me encontró en la terminal de Córdoba”. Luego fue vendida a otro prostíbulo en La Calera, donde recuerda: “ahí me drogaban mucho. Estaba más dopada que otra cosa, me inyectaban, me daban pastillas ya que yo no quería estar con los clientes porque me dolía tanto que era impresionante. Cuando me bajaba la menstruación, igual tenía que trabajar. Siempre tenía que ‘taponearme’ y eso me dejaba mal. A veces atendía 30 o 40 hombres por día y, bueno, imagínate cómo terminaba. Me han vendido como un trapo de piso de un lugar a otro”. Allí, intento fugarse por segunda vez, con ayuda de un hombre que volvió a llevarla a otro prostíbulo, esta vez en la zona del mercado norte, donde estaba 24hs semidesnuda, en la entrada del lugar, casi sin dormir porque las obligaban a trabajar la mayor parte del día, relata.

El hombre que la habría engañado diciendo que la iba a ayudar a escapar, cobró por prostituirla y luego la vendió nuevamente. “Después me vendió a una señora, la dueña del local. Le habrá pagado unos 20 mil pesos, que entonces era mucha plata. De ahí no me movía, así que ahí sí vivía esclavizada las 24 horas del día”.

Respecto a su escape, “Elena” comenta que en el último tiempo la mujer del burdel la enviaba a otras provincias y le exigía un monto de dinero mensual; si no, no podía volver. En un pueblo petrolero de la Patagonia conoció a su pareja, el cual luego de un tiempo y con ayuda de una compañera cordobesa de “Elena” -también prostituida- pudo ayudarla a escapar. “Yo estaba atrapada, siempre me tenían amenazada. Me decían que yo era extranjera y que llamarían a la policía, que iba a caer presa porque no tenía documentos, que iban a entregar a mi hija a un instituto de menores”, cuenta.

Cursaba el sexto mes de embarazo cuando vivía en el sur y era prostituida allí. “Estaba tan pesada que iba con los clientes y no soportaba el dolor, tenía muchas contracciones y nadie sabía. Me tenía que fajar para que no se dieran cuenta. A veces bebía mucho alcohol y me reventaba el estómago”.

Ya en libertad estuvo más de dos años sin tener contacto con otras personas, pudo tener a su bebé y recuperar a su hija, que había sido retenida y prostituida por la encargada de la casa de citas a quien tuvo que pagarle un rescate. A pesar de todo lo que sufrió, que es lo que tantas mujeres viven en nuestro país y el mundo, la víctima asegura que jamás recibió ningún tipo de ayuda ni tratamiento psicológico.

Este caso deja ver a las claras lo que venimos denunciando hace tantos años: las redes de trata existen y prostituyen a cientos de mujeres en todo el país con complicidad del Estado, que es innegable. ¡Más de 9 mil kilómetros recorrió “Elena” siendo prostituida! ¡Durante más de doce años, con cientos de niñas y mujeres en diferentes prostíbulos del país! Hoy, 9 años más acá, la víctima sigue sin recibir ningún tipo de ayuda material ni psicológica para poder seguir con su vida, un completo abandono por parte del Estado, que es cómplice y partícipe necesario de todo el entramado. Gustavo Vera, amigo personal del Papa Bergoglio, es el actual presidente del comité Ejecutivo para la lucha contra la Trata y Explotación de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas dependiente de Jefatura de Gabinete nacional. Está bajo su responsabilidad la atención y asistencia de toda índole hacia las víctimas que jamás brindó y que ya fue denunciado por organizaciones de lucha contra la trata.

Este testimonio deja ver claramente, además, que Córdoba es una de las provincias claves en la explotación sexual, secuestro, compra y venta de mujeres, demostrado con el caso de Yamila Cuello, quien está hace más de 12 años desaparecida. También lo comprueba el reciente caso de la niña desaparecida en Tucumán, encontrada en la provincia, secuestrada por las redes de trata.

El negocio de las redes de trata no se puede sostener si no es con la complicidad con las fuerzas represivas y el poder político. La ley N° 26.364 de Trata de Personas aprobada en abril de 2008 no desmanteló una sola red de trata, lo que implica desentramar los eslabones de la cadena que incluyen a policías, jueces, empresarios, bancos donde ingresa el dinero de este multimillonario negocio y el poder político. Exigimos el desmantelamiento de todas las redes trata en Córdoba y el mundo, la cárcel para proxenetas y tratantes y la incautación de sus bienes; vamos todes a las calles a la jornada del 25 de noviembre, contra todo tipo de violencia hacia las mujeres y por todas nuestras reivindicaciones.

Basta de trata y explotación sexual, el Estado es responsable.

*El testimonio de “Elena” fue tomado de una nota de la periodista Mariana Otero publicada en La Voz el 8/11/21.