En el día de lucha por el  aborto legal en Latinoamérica y el Caribe (28/9), mientras cientos de mujeres marchábamos en las calles de Córdoba, Página 12 publicó el escalofriante relato de una joven derivada al hospital Materno Neonatal “Dr.  Carrillo” de la ciudad de Villa María, Córdoba, por una ILE (Interrupción Legal del Embarazo).

A principios de mes, una joven oriunda de esa ciudad fue derivada al Hospital Materno Neonatal Dr. Carrillo para que se llevara adelante la práctica de la ILE. Una vez allí, pidió expresamente que se le practique un legrado porque ya había intentado con pastillas en otras tres ocasiones y no había tenido éxito. “Si es necesario que esté tres semanas internada usando la medicación, te quedarás tres semanas”, la respondió con mal tono una médica ginecóloga.

Durante los cinco días que duró su estadía en la institución, las violencias sufridas fueron de todo tipo: desde no explicarle por qué se decide un aborto con pastillas y no como ella lo solicitó, pasando por dejarla sin agua y sin contacto con el exterior durante 10 horas.

Cuando por fin decidieron realizar el legrado -ella había solicitado ayuda pero no la recibió y tuvo un aborto producto de las pastillas- camino al quirófano, le colocaron el producto del aborto en un frasco sobre su falda. Mientras recibía ese maltrato, tuvo que soportar comentarios del personal antiderechos , sentenciando que: “había quitado una vida y eso no estaba bien”.

Para rematar, la última noche que pasó en el Hospital la trasladaron a una habitación donde estaba una mamá y su bebé recién nacido.

Luego de haber atravesado este calvario, la joven mujer, que desde un primer minuto fue acompañada por la grupa de Socorristas, llevó el caso a la Justicia denunciando el accionar violento que recibió en el Hospital. Planteó que hizo público lo sucedido porque no quiere que ninguna otra mujer pase por lo mismo.

Las vulneraciones y restricciones de la ILE, luego de siete años de bloque producto del amparo del Portal de Belén y la militancia activa de los sectores antiderechos desde las direcciones de los hospitales hacia el interior de las instituciones de salud, se siguen manteniendo y son las responsables de la violaciones a este derecho y del trato violento y misógino hacia las mujeres.

La tarea que dejan planteada al enorme movimiento de mujeres que se movilizó el 28S, incluso en el marco de la pandemia, es la de redoblar los esfuerzos en la lucha y la movilización sin compromisos con el Estado y sus gobiernos. Para que estas prácticas violentas no se sigan reproduciendo, hay que profundizar la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito sin objeción de conciencia y sin injerencia del clero. Separación inmediata de las iglesias del Estado.

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