A un mes del femicidio de Mabel López, familiares, amigos y organizaciones se concentraron este martes 9 en la Plaza San Martín y marcharon por las calles de Cutral Co. La convocatoria de la familia volvió a poner de relieve una verdad que el régimen intenta ocultar: sin movilización y sin visibilización en las calles, la reacción derechista avanza sobre nuestros derechos y consolida la impunidad de los femicidas.

El crimen de Mabel no es un hecho aislado ni excepcional. Forma parte de una cadena de violencia: siete femicidios en la provincia en lo que va del 2025, la desaparición de Luciana Muñoz, y casos sin resolver como el de Silvia Cabañares. Cada uno expone la extensión de la violencia patriarcal y la descomposición estatal que atraviesa a Neuquén.

En este cuadro, el domingo 7 de diciembre se conoció la muerte de Noelia Garrido (25), encontrada sin vida en su domicilio. Aunque la versión oficial -avalada por la autopsia- descarta participación de terceros, familiares y allegados denuncian públicamente a su pareja y señalan un que se trata de un femicidio. La fiscalía sostiene que continuará con las medidas de rutina “por protocolo”. En todo proceso abierto, la tarea del movimiento de mujeres es mantenerse en alerta y preparar la intervención en las calles, porque solo la acción independiente puede quebrar los intentos de cerrar causas sin investigar.
Ambos casos se inscriben en la regla general del femicidio: crímenes cometidos por parejas o exparejas y dentro del hogar, como ocurre en el 70% de los asesinatos de mujeres. Neuquén acumula 7 femicidios en lo que va del año, parte de los 242 femicidios y travesticidios registrados en el país, según el Observatorio Lucía Pérez. Las cifras exponen la magnitud del horror y, al mismo tiempo, la responsabilidad política de un Estado que abandona deliberadamente a las mujeres.

Las víctimas que piden ayuda no encuentran respuesta ni en la Provincia ni en la Nación. El gobierno neuquino -alineado con la política de ajuste y desmantelamiento que recorre el país- desarticula programas de prevención y asistencia, mientras garantiza privilegios y negocios para los sectores capitalistas. La violencia extrema contra las mujeres convive con un Estado que mira para otro lado, encubre y abandona. No estamos frente a fallas: estamos frente a una política.

Por acción u omisión, el Estado es responsable de cada femicidio en Neuquén. Por eso, no podemos dejar nuestras vidas en manos de las instituciones que reproducen la impunidad. Es necesario impulsar un Consejo Autónomo de Mujeres y Diversidades, con mandato revocable y presupuesto propio, electo por las trabajadoras y organizaciones del movimiento de mujeres, para imponer una política real contra la violencia y para enfrentar la escalada femicida.

La salida no vendrá de los gobiernos del ajuste ni de sus cursos vacíos. La salida está en la organización independiente y en la construcción de una nueva marea verde, como la que levantamos desde el Plenario de Trabajadoras, para arrancar de raíz el régimen de violencia, encubrimiento e impunidad.