Mujer

12/4/2018

Debate en el Congreso: Lenin y el aborto

Esta tarde, en el debate en el Congreso, entre los oradores y oradoras que se expresaron contra el aborto legal habló Camila Duro, vicepresidenta de la ONG “Frente Joven”, quien atacó fuertemente a Lenin y a la Revolución de Octubre.


Textualmente, Camila sostuvo en su cierre que “a casi 100 años de esta política de descarte iniciada por Lenin en 1920, progresemos verdaderamente con soluciones acordes al siglo XXI”.


Tal como dijo Camila, la Unión Soviética fue el primer país del mundo en legalizar el aborto, así como fue el primero en poner en práctica el divorcio, legalizado en diciembre de 1917 junto al matrimonio civil. La Unión Soviética legisló también las relaciones domésticas, la familia y la tutela.


El decreto soviético sobre el aborto caracteriza el mismo problema que planteamos hoy, en pleno siglo XXI, desde el movimiento de mujeres: el aborto como una realidad creciente y, como sostuvo Vanina Biasi en su intervención, la legislación que criminaliza “ha impulsado la práctica de abortos clandestinos y ha hecho de las mujeres víctimas de charlatanes mercenarios y a menudo ignorantes, que hacen una profesión de las operaciones secretas. Como resultado, hasta el 50 por ciento de estas mujeres desarrollan infecciones en el transcurso de la operación, y hasta el 4 por ciento de ellas mueren”. “Deseosos de proteger la salud de las mujeres, y teniendo en cuenta que el método de la represión en este campo ha fracasado por completo en lograr este objetivo, han decidido permitir que este tipo de operaciones se practique libremente y sin ningún cargo en los hospitales soviéticos, donde las condiciones necesarias para minimizar el daño de la operación estén aseguradas”, concluye el decreto soviético.


Junto a ello, en la Unión Soviética se determinó vía ese mismo decreto, para evitar el negocio del aborto clandestino, que cualquier “doctor que lleve a cabo un aborto en su práctica privada con fines mercenarios será llamado a rendir cuentas ante un tribunal popular”. La burocracia stalinista, en 1936, prohibió la mayoría de los abortos, medida que León Trotsky denunció categóricamente en su obra La Revolución Traicionada.


Al revés de lo que plantea Camila, el regimen capitalista de nuestro país, cien años después, mantiene la ilegalidad del aborto como mecanismo de control social sobre las mujeres, mientras los abortos clandestinos ponen en riesgo la vida de las mujeres que mueren por la ilegalidad de una práctica sencilla; permite el negocio del aborto ilegal que hacen las clínicas privadas y sostiene la opresión eclesiástica y estatal sobre la sexualidad femenina y la organización de la familia y de la pareja, mientras en 1917 el gobierno obrero eliminó de un plumazo este flagelo de la vida de las mujeres.


El que atrasa es el capitalismo.  


Decreto soviético sobre el aborto (18 de noviembre de 1920)


Comisariado del Pueblo de Salud: "Sobre la protección de la salud de las mujeres" (18 de noviembre de 1920)


Durante las últimas décadas, el número de mujeres que recurren a la interrupción artificial del embarazo ha crecido tanto en Occidente como en este país. La legislación de todos los países combate este mal mediante el castigo de la mujer que decide tener un aborto y del médico que lo practica. Sin arrojar resultados favorables, este método de lucha contra el aborto ha impulsado la práctica de abortos clandestinos y ha hecho de las mujeres víctimas de charlatanes mercenarios y a menudo ignorantes, que hacen una profesión de las operaciones secretas. Como resultado, hasta el 50 por ciento de estas mujeres desarrollan infecciones en el transcurso de la operación, y hasta el 4 por ciento de ellas mueren.


El gobierno obrero y campesino es consciente de este grave mal a la comunidad. Combate este mal por la propaganda contra los abortos entre las mujeres trabajadoras. Al trabajar por el socialismo, y la introducción de la protección de la maternidad y la infancia en gran escala, se siente seguro de lograr la desaparición gradual de este mal. Pero en la medida en que las supervivencias morales del pasado y las difíciles condiciones económicas de la actualidad todavía obligan a muchas mujeres a recurrir a esta operación, los comisariados del Pueblo de Salud y de Justicia, deseosos de proteger la salud de las mujeres, y teniendo en cuenta que el método de la represión en este campo ha fracasado por completo en lograr este objetivo, han decidido:


1) permitir que este tipo de operaciones se practique libremente y sin ningún cargo en los hospitales soviéticos, donde las condiciones necesarias para minimizar el daño de la operación estén aseguradas;


2) prohibir absolutamente a cualquiera que no sea un médico llevar a cabo esta operación;


3) cualquier enfermera o partera que fuera encontrada culpable de realizar una operación de este tipo será privada del derecho a la práctica y juzgada por un tribunal popular;


4) un doctor que lleve a cabo un aborto en su práctica privada con fi nes mercenarios será llamado a rendir cuentas ante un tribunal popular.


Comisario del Pueblo de Salud, N. Semashko.


Comisario del Pueblo de Justicia, Kurskii.


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