Mujer

18/10/2016

El 19, a las calles por Lucía y todas las víctimas

Siguen los femicidios, sigue la lucha


El  infame femicidio de Lucía, la estudiante de 16 años asesinada por narcotraficantes en Mar del Plata, no fue el único. Desde la enorme manifestación que se produjo en el XXXI Encuentro Nacional de Mujeres en  Rosario, se conocieron una serie de nombres y rostros de mujeres cuyos crímenes ponen en carne viva las estadísticas de la violencia de género en la Argentina, donde una mujer es asesinada cada 30 horas.  


Marilyn Méndez (28) estaba embarazada y era mamá de tres niños. El viernes pasado fue asesinada por su ex pareja en La Banda, Santiago del Estero, de 7 puñaladas. El compañero de Marilyn, Mario Torres, también fue atacado y se encuentra internado en grave estado.


Mariela García (36) murió luego de ser ahorcada por Víctor Mansilla, su marido, que tras el asesinato se entregó en la Capital de Santiago del Estero.


Samantha Yoerg (22) era maestra y  se encontraba desaparecida desde el miércoles pasado en la localidad de General Cabrera (Córdoba).  Fue hallada muerta detrás de un cañaveral luego de que su esposo confesara haberla asesinado. La imagen póstuma que hoy recorre los medios de comunicación es la de Samantha portando un cartel que dice Ni una Menos.


Natalia Padilla fue asesinada en Córdoba, el principal sospechoso es su marido, un chofer de colectivo.


Alejandra Duarte murió en Corrientes, después de que su marido la rociara con alcohol y la prendiera fuego. Según la fiscal del caso, los hijos de ambos presenciaron el ataque.


Natalia Vilca (35), madre de dos hijos, fue prendida fuego viva en San Salvador de Jujuy por su pareja, Iván García, durante una discusión.


Silvia Filomena Ruiz (55) fue asesinada al sur del conurbano bonaerense por Florencio Rajoy, de 59 años, quien luego caminó cuatro cuadras y se suicidó tirándose al paso del tren.


Marcela Crelz (54),  de Isidro Casanova, fue apuñalada por su madre, luego de que su pareja, otra mujer, se mudara  al domicilio que compartían.


Beatriz Valencia Parra (22) era boliviana y madre de tres niños. Fue encontrada adentro de una caja, semidesnuda, ahorcada y con los tobillos atados con un cordón en un descampado de la localidad de Villa Recondo. La pruebas indican que el autor del asesinato fue su pareja Daniel Luna de 25 años, padre de uno de sus hijo, con la complicidad de su hermano mayor (quien también había tenido hijos con ella).


En la localidad cordobesa de Sebastián Elcano, una mujer madre de dos niñas fue asesinada, el homicida se suicidó.


En Villa Obrera, Lanús, un hombre asesinó a puñaladas a su esposa y  se ahorcó.


Tras el triple femicidio de Julieta, Janet y Ayelén en Mendoza, y de la enorme movilización popular reclamando justicia, la provincia está conmovida por un  nuevo femicidio luego de que encontraran a una joven muerta en un descampado cercano al zoológico de esa provincia. Por estos días se descubrió que el principal sospechoso del femicidio de Julieta  es Andrés Di Cesare (23) hijo de un conocido empresario del transporte de carga de Maipú.


Según el Observatorio de la Casa del Encuentro, entre el 1° de junio de 2015 y el 31 de mayo de 2016 hubo 275 femicidios en Argentina. Con la apoyatura de la ONU y diversos ministerios nacionales, las estadísticas de nuestro país continúan tercerizadas en una ONG.


Estado responsable


Este luctuoso listado demuestra que el régimen político no ha dado una sola respuesta al reclamo de la población para poner fin a la violencia contra la mujer. Por el contrario, día tras día salen a la luz distintas denuncias contra las instituciones del Estado y los responsables políticos de cuidar a la población.


Luego del femicidio de Lucía a manos de un grupo de narcos, la familia de la chica denunció que recibió amenazas en su domicilio para que cesen las denuncias, justo antes de que se produzca la movilización en Mar del Plata. Resulta evidente que la ramificación de la banda que la asesinó va mucho más allá de los responsables materiales y que la misma opera con total impunidad. La línea que conduce hasta el poder político es directa, hasta que lo deschavaron por las redes sociales, un funcionario municipal oficiaba de abogado de uno de los femicidas, hijo de un famoso y rico escribano de esa ciudad.  


Los crímenes contra las mujeres son perpetrados en muchos casos por los representantes del Estado, como lo demuestran las redes de explotación sexual y trata de mujeres y niñas organizadas directamente por los funcionarios. Tal fue el caso de la red de captación y abuso infantil organizada por ministros y hombres pudientes de Río Negro, que secuestraban niñas de una institución de menores para abusar sexualmente de ellas. Otro escándalo fue el de Angélica Zapico, una concejala del FpV de Entre Ríos, que regenteaba junto con su familia la explotación sexual de mujeres inmigrantes en un café del microcentro porteño. Por estos días, se descubrió que referentes del radicalismo prostituían menores en cabañas de pesca ubicadas en Corrientes.


La trata de mujeres, el narcotráfico y el crimen organizado encuentra su vértice en el propio Estado y sus fuerzas de seguridad.


Desde el punto de vista cultural, no debe perderse de vista que “las ideas dominantes son las ideas de las clases dominantes”. La violencia que se vehiculiza en los hogares contra las mujeres, el machismo reinante, el desprecio a las mujeres, como así también la xenofobia o el racismo, son herramientas ideológicas del que se vale el régimen capitalista para someter y dividir a los explotados para concretar intereses minoritarios.


19, Paro y Movilización


El próximo 19 de octubre en todo el país decenas de miles de personas saldremos a la calle para reclamar justicia por Lucía, como ya sucedió con el #3J, el pueblo estará en la calle para repudiar los femicidios y la violencia sistémica contra la mujer.


El crecimiento de los femicidios obliga a redoblar la movilización. El paro y la movilización surgidos de la propia organización de las mujeres, tomando los métodos más efectivos y contundentes de la propia clase obrera, contrasta con la anuencia de las centrales sindicales con el ajustazo del gobierno, política que agrava la situación de las mujeres violentadas social e institucionalmente.


La contención que quiere garantizar la burocracia sindical y la Iglesia está siendo desafiada por el clasismo y por las trabajadoras desde las bases. Lo que no quiere hacer la CGT por los trabajadores, lo hacen las mujeres en las calles, poniendo en pie paros en todos los lugares de trabajo, asegurando su cumplimiento bajo la forma que se pueda, y movilizándonos luego a todos los centros políticos del país. A la cabeza estarán las mujeres y es un deber de los trabajadores parar y movilizarse junto con sus compañeras.


La lucha contra los femicidios reclama un cambio social de fondo, para lo cual es necesaria la organización independiente de la mujer y la unidad de los trabajadores, sobre un principio de respeto y solidaridad entre compañeras y compañeros, educándonos en la unidad en la lucha contra el Estado capitalista.


Ya dijimos Ni una Menos, como ayer el Estado es responsable.


Unidad de la clase obrera contra la violencia hacia la mujer.