Mujer

15/3/2023|1664

El 8M del oficialismo: un rescate bochornoso de la responsabilidad gubernamental

Concentración frente al Congreso

Este 8M en la Ciudad de Buenos Aires hubo dos movilizaciones bien diferenciadas. La marcha independiente que se dirigió hacia Plaza de Mayo, y la concentración oficialista en el Congreso, convocada por el colectivo kirchnerista Ni Una Menos (NUM) y por buena parte de la burocracia sindical, de la CGT y la CTA.

La primera impostura fue denominar a la jornada como un “paro feminista”. Se trata de sectores que integran direcciones sindicales que no convocaron a ningún paro. En el sector privado, el derecho a una jornada protesta estuvo prácticamente vedado -con suerte, limitado a ir a actividades regimentadas del gremio. En una parte de la administración pública, las burocracias sindicales quieren contrabandear los “asuetos” para mujeres dictados por las autoridades como un paro feminista, disociado de las demandas urgentes. Los derechos de las trabajadoras están completamente fuera del radar de la CGT y la CTA, que no promueven ningún tipo de deliberación ni organización en los lugares de trabajo. Las mujeres de la Corriente Federal usan la cuestión de género solo para disputar lugares de poder dentro de una estructura sindical propatronal, socia del ajuste y entreguista de las demandas femeninas desde hace décadas.

El documento leído en el acto en el Congreso es otra foto de la estafa política que representa este sector. La consigna “con esta Justicia no hay derechos ni democracia” se inscribe en la campaña kirchnerista contra un sector del Poder Judicial luego de la condena a Cristina Kirchner por hechos de corrupción escandalosos. La centralidad de esta consigna evidencia que buscaron hacer con el 8M lo mismo que con el 24 de Marzo: un copamiento de tipo estatal para colocar al movimiento de mujeres como plataforma de la campaña electoral del kirchnerismo y de la defensa de la vicepresidenta de un gobierno que nos hambrea y violenta. La negativa de este sector a participar de la convocatoria de la Campaña por el derecho al aborto que nuclea a la izquierda tiene este contenido político.

Por parte de este sector del feminismo integrado al gobierno, la arremetida unilateral contra el Poder Judicial y el planteo de “reforma judicial feminista” forma parte de un operativo por desligar de responsabilidades al poder político y al Estado capitalista (que adolecería de una pata “chueca”) en la barbarie, la impunidad y el desamparo que sufrimos las mujeres y diversidades. Una consigna que por parte de las “mujeres gobernando” nunca se tradujo en medidas concretas para garantizar el acceso a la Justicia, que está vedado para la enorme mayoría de la población, y especialmente para las mujeres. Hace 40 años que a los jueces que son el calvario de las mujeres que denuncian, los designan quienes detentan la mayoría en los senados -principalmente el peronismo.

En ese documento desapareció la denuncia del capitalismo que varias de quienes suscriben levantaban en el pasado (cuando gobernaba Macri). El anticapitalismo a secas, usado como un slogan sin contenido de clase, mutó a una defensa furiosa de la “democracia” capitalista que es, en definitiva, el régimen que les permitió a muchas ocupar cargos en el Estado.

El documento reclama que “la deuda es con lxs trabajadorxs”, pero a la Plaza de los dos Congresos la copó mayormente la burocracia sindical que viene de firmar paritarias de hambre en un 60%, cuando la inflación interanual acaba de trepar a un 102,5% y promete seguir escalando. Peor aún, se trata de un acto que cobijó a numerosas funcionarias del gobierno que impone la miseria salarial. El documento denuncia el “pago de la deuda con el FMI, contraída por el gobierno de Mauricio Macri” sin mencionar siquiera a quienes hoy gobiernan con el Fondo.

Los esfuerzos por hacer correr un rescate político del gobierno del Frente de Todos llevan al ridículo de fingir que no hay responsables de las penurias y agravios que sufrimos en el actual elenco gubernamental. Se enumeran los ataques contra el pueblo y la grave situación del país en puntos muy sensibles, sin mencionar una sola vez a Alberto Fernández. Se habla de la represión y criminalización de las presas mapuche, sin aludir a Aníbal Fernández. O se pide por la aparición con vida de Tehuel sin nombrar a Berni. En todo el documento, los únicos dos dirigentes políticos mencionados ¡son Macri y Soledad Acuña! Retratan un país donde parece que las víctimas son quienes nos gobiernan.

La Plaza de Mayo como postal de defensa de la independencia política

La falsa ilusión de un feminismo transversal que, sin distinción de los intereses de clase que se defienden, aúna a las mujeres en la lucha por nuestros derechos, muestra sus límites con mayor crudeza cuando un sector se pasó abiertamente al campo gubernamental. La ola verde que fue ganando adhesiones entre los sectores populares, hoy quiere ser identificada con funcionarias de pañuelo verde al servicio del FMI. Los Milei y las campañas como las que se enarbolan contra “la ideología de género” explotan el malestar y la bronca contra esta estafa ejecutada en nombre del feminismo. La batalla política para que crezca la organización y la lucha por las mujeres entre la clase obrera y los sectores más precarizados debe en primer lugar delimitarse tajantemente de este feminismo capitalista y gubernamental.

Este debate atravesó fuertemente el 8M. Desde el Plenario de Trabajadoras batallamos por la puesta en pie de una movilización independiente, que evite cualquier asimilación política con el feminismo de los ministerios. El importantísimo reagrupamiento que hubo en la Plaza de Mayo, con la presencia de amplios sectores del activismo independiente, con Norita Cortiñas y las presas mapuche en el escenario, mostró que hay enormes reservas de lucha para defender nuestras banderas y nuestros reclamos, sin concesiones a ningún gobierno.