Mujer

30/4/2022

El 91% de las mujeres realiza trabajo no remunerado

Mientras, solo el 36% de ellas compone el mercado de trabajo formal.

Un informe del Indec muestra la brecha de género en el mercado laboral.

El Indec realizó un análisis de la composición del trabajo productivo es decir, el que ocupa un gran porcentaje del PBI, sobre una población que supera los 14 años de edad y con distinción de género. Los resultados arrojaron que los varones acaparan la mayor parte del trabajo formal remunerado, mientras el trabajo no remunerado es llevado adelante, casi en tu totalidad, por mujeres.

Según el Indec, “en el trabajo en la ocupación, el porcentaje de varones que lo realiza (55,5%) supera al de sus pares mujeres (36,9%). Por su parte, ellas desarrollan el trabajo no remunerado en mayor proporción: el 91,6% de las mujeres realiza trabajo doméstico, de cuidado o de apoyo a otros hogares o voluntario mientras que, en el caso de los varones, lo hace el 73,9%. De esta manera, el hecho de que una mayor proporción de mujeres realice trabajo no remunerado hace que la tasa de participación en el trabajo total de ellas sea mayor a la de sus pares varones”.

Las cifras dan cuenta de que son las mujeres quienes, en su mayoría, tienen a su cargo las tareas domésticas y de cuidados de niños y ancianos, sin percibir ningún tipo de remuneración, derecho laboral o jubilación y las que se ven más excluidas de los empleos formales, sobre todo si están embarazadas, tienen hijos o superan los 35 años de edad. Esto no es novedad, el rol que ocupa la mujer dentro de la familia, garantizando la reproducción de ésta como unidad productiva, queda firmemente arraigado al cumplimiento de las tareas más embrutecedoras, siendo las más afectadas por el ajuste y la miseria que impone el Estado por la responsabilidad que carga sobre sus espaldas de parar la olla en sus hogares.

Las estadísticas plasmadas en el informe también confirman la brecha de género en el mercado laboral. Según el Indec “la proporción de varones con nivel educativo bajo –hasta primario incompleto– que realiza trabajo en la ocupación es del 42,9%, casi el doble que la de las mujeres de igual nivel educativo (22,4%)”y que en el nivel más alto –terciario o universitario incompleto y más– el procentaje es de 61,5% en los varones y 48,4% en las mujeres. Es decir que las mujeres sufren estos bajos índices de trabajo remunerado en un cuadro de sobrecalificación en relación al lugar que ocupan en el mercado de trabajo.

Todo esto pone de manifiesto la doble opresión que vivimos las mujeres trabajadoras. La recarga con las denominadas “tareas de cuidado” nos deja con mucho menos espacio para poder realizar tareas remuneradas, y a la vez fundamenta la discriminación en el mercado laboral. También las jubiladas ocupan un universo mayoritario entre quienes perciben los ingresos más bajos, con jubilaciones de indigencia, encontrándose en peores condiciones para aportar al sistema previsional durante la etapa económicamente activa.

Es en este sentido que las mujeres piqueteras siguen organizadas en la lucha contra el hambre y por trabajo genuino, y a las cuales Horacio Rodriguez Larreta salió a atacar alegando que “utilizaban a sus hijos como escudo para evitar la represión” luego del gran acampe piquetero que visibilizó la terrible situación de hambre y falta de ingresos que viven miles de trabajadoras. Estas declaraciones tienen como objetivo perpetuar el control social y el disciplinamiento hacia las mujeres, que se ven en la obligación de cargar con sus hijos para salir a movilizar por sus derechos mas elementales.

Son ellas las que marcan el camino de la lucha contra la doble opresión, por nuestra condición de clase y de género, y contra la discriminación y la persecución que lleva adelante todo el régimen político contra las mujeres pobres que pelean por sus condiciones de vida.

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