Mujer

1/6/2006|948

El aborto en el Código Penal


En el capitalismo y bajo toda la palabrería de igualdad de sexos y libertad individual, las mujeres siguen siendo consideradas de manera negativa e inferior. Lo más llamativo es que no son “menos” a los ojos de personas “sin educación” o de los típicos “machistas”, sino a los del secretario de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios de la Nación, quien a su vez es el coordinador de la comisión de juristas que trabajó en una propuesta de reforma del Código Penal propiciada por el Ministerio de Justicia.


 


Este proyecto de Código (ver en www.jus.gov.ar) dice en su artículo 93: “No es punible la mujer cuando el aborto se practicare con su consentimiento y dentro de los tres meses desde la concepción, siempre que las circunstancias lo hicieran excusable”. Ahora bien, ¿quién decide si las circunstancias fueron "excusables"? El juez. Y sabemos que la justicia es de todo menos ciega y que las bisagras de su balanza están bien aceitados para poder inclinarse al lado que le convenga al poder de turno. “La ambigüedad del artículo “no fue inocente”, dice La Nación (19/5). “Se redactó así para establecer algún freno, para que la mujer no tenga una libertad total”, explicó Javier de Luca, representante de la magistratura judicial en la comisión.


 


En lo que respecta a los médicos el mismo diario explica que el proyecto prevée que “tampoco será castigado el médico que lo practicare dentro de los tres meses de la concepción “(…) con el consentimiento de la mujer, cuando previamente la haya asesorado sobre las consecuencias del hecho y las razones existentes para preservar la vida del feto”” Esto significa que la mujer que se atreva a abortar, deberá pasar antes por el tribunal moral que el médico crea necesario sermonearle.


 


La principal institución que niega a la mujer su condición de persona plena es la Iglesia. El único rol que le cabe al sexo femenino sería ser madre. La Iglesia llega a defender la vida del feto a costa de la muerte de la madre (y por ende del riesgo enorme de muerte que también corre el feto). En declaraciones del sacerdote Rubén Revello, coordinador del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina, “con respecto al aborto terapéutico (practicado cuando la vida de la madre corre peligro), el sacerdote dijo que “no existe” por que “nunca puede ser una medida terapéutica matar a alguien para que otro sobreviva” (ídem). En "defensa de la vida", condenan a la mujer.


 


Como novedad, el proyecto incluye el castigo por lesiones contra un feto. “Si el delito es doloso, la pena es de uno a cuatro años de prisión. Si la lesión se produce por negligencia, la pena es de un mes a un año” (ídem). En este proyecto de Código Penal queda reforzado el aborto como delito.


 


Se podría argumentar que hay un pequeño avance porque se incluye la violación como circunstancia "excusable" en todos los casos (hoy sólo se la admite cuando la mujer es “idiota o demente”). Pero esto no cambia las cuestiones de fondo. En la actualidad, ya existen en la Cámara de Diputados 11 proyectos de despenalización del aborto y ninguno está en la agenda inmediata de las comisiones… En La Nación (20/5) se dice que el gobierno da marcha atrás en cualquier intento de despenalización del aborto. No sea que en su campaña por la reeleción, Kirchner pierda votos por enfrentarse con la Iglesia… ése es el límite de los “progres”.


 


El periodista Adrián Ventura afirma que “está en juego la vida de un tercero: el niño, y la posición libérrima de una madre” (19 de mayo). Catalogar de “niño” al rejunte de células que es el feto en los tres primeros meses de gestación es un error semántico que no se condice con la biología. Segundo: los embarazos conllevan importantísimos cambios hormonales, etc., en el cuerpo de la mujer, quedando toda su salud implicada no sólo durante el embarazo sino que hay efectos que siguen perdurando después (sin mencionar además las cuestiones estéticas y las formas del cuerpo mismo). Tercero: la mujer en el embarazo necesita no sólo de una atención médica especial (tanto para ella como para el feto) sino que necesita de políticas laborales que la protejan y le permitan seguir subsistiendo en los momentos que no pueda trabajar. Nada de eso garantiza este gobierno. En definitiva, está mucho más en juego que la libertad de la mujer, está en juego toda su vida.


 


Que toda esta palabrería progresista nac&pop no nos oculte la verdad de la situación: la mujer sigue explotada, negada en su condición de ser humano íntegro con capacidad plena de gobernar su propia vida y cuerpo. Y esto sólo lo resuelve de raíz un cambio profundo en la organización social y económica.


 


(Resumido para su publicación)