El aborto y los ajustadores
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Foto: Ignacio Smith
El líder de la campaña de Macri, Jaime Durán Barba, en el filo del comienzo de la veda declaró que impulsarían la legalización del aborto porque “si la señora quiere abortar, que aborte”; y, en el mismo acto, aseguró que no importa si el Papa es argentino o sueco, que se incline por algún candidato “no suma ni diez votos”.
Hay que decir que, en ese instante, a más de una se le atragantó la saliva. Es que en el debate del voto corporativista y misticista, tan defendido en estos días, según el cual, por ejemplo, si estoy contra la discriminación a la homosexualidad debo votar por un ajustador gay friendly, la posibilidad de que las palabras del publicista fueran reales, bajo el imperio de esta lógica, ya sabemos a dónde llevaba.
Para alivio de muchas y muchos, Macri rápidamente salió a defender la tradición enemiga del aborto legal de su espacio político. Y, como calcando el proceder kirchnerista en la materia, se colocó como el páter (hoy es la mater CFK la que cumple este rol) que, en este aspecto, permitirá libertad de conciencia en el Congreso. En la carrera se anotó también Scioli, quien, como su ex contrincante, se autodefinió falazmente como “defensor de la vida”, como si el defensor del aborto legal no pudiera serlo, y aprovechó los dichos para también defender a Francisco, al que nombró extensamente en su campaña. Tanto Scioli como Macri son sostenedores de la doctrina que provoca la muerte de cientos de mujeres pobres al año, que deja mutiladas a otras tantas y que, principalmente, sienta las bases del trato discriminatorio contra las mujeres, considerando que ella, para tomar estas decisiones, debe ser tutelada.
¿Estrategia de campaña?
En definitiva, el entredicho permite presentar al PRO como un espacio heterogéneo donde hay diferentes voces. A Durán Barba tampoco se le escapa de qué catadura son las tendencias políticas que gobiernan la mitad de los países del mundo en los que el aborto es legal. Desde la Cuba socialista hasta Inglaterra, gobernada tanto por laboristas como por conservadores.
Copiando la estrategia kirchnerista
Durante 12 años, el kirchnerismo se construyó sobre la base de esta estrategia, hoy usada por el PRO. Mostrar matices, libertad de acción que, sin embargo, nunca significó que al menos los diputados firmantes del proyecto de aborto legal siquiera fueran a discutir el tema en comisiones. El diputado Carlotto, firmante del proyecto, entre participar de una de las pocas instancias de discusión del tema en el Congreso y visitar al Papa eligió esta última, violentando de manera grosera su función o, en realidad, cumpliéndola al extremo.
Estela Díaz, integrante de la CTA yaskista y de la campaña por el derecho al aborto, asegura en Página/12 (20/11) que aunque los dos son antiabortistas legales, convenía votar a Scioli. Llamaba la atención que uno de los ejemplos que colocaba para defender la distinción era la actitud de Macri frente al intento de debatir el tema en el Congreso hace un año, frente al cual el hombre pidió postergar el debate para “bajar el nivel de agresión”.
En aquella oportunidad, un pacto entre Bullrich del PRO y Diana Conti, K, presidenta y vice de la Comisión de Legislación Penal, garantizó que el evento fuera una charca a la que empezaron por no concurrir la mayoría de los diputados K, mayoría ellos en esa Comisión.
Los ex candidatos estaban del mismo lado del mostrador también en esta materia. Ambas expresiones políticas defienden a ultranza todas las herramientas de control social que requiere la preservación de este régimen de explotación, que ahora necesita acelerar el ajuste en marcha. La amistad con el clero y el aborto clandestino son algunas de esas herramientas. La manipulación y la mentira al pueblo para obtener sus votos, que luego serán usados para aplicar políticas de defensa de una clase social minoritaria que “la levanta en pala”, ése es el fondo del asunto.