Mujer

27/6/2020

El Covid-19 y el vaciamiento del único refugio de la Ciudad para mujeres en situación de violencia

Tribuna Municipal

Las trabajadoras del Refugio Mariquita Sánchez, el único refugio para mujeres en situación de violencia de la Ciudad de Buenos, dieron a conocer la grave situación por la que están pasando. Denunciaron que en la institución se confirmaron seis casos de coronavirus y no se cumplió con el protocolo establecido. Los testeos de las trabajadoras y de las mujeres e hijes que se albergan allí comenzaron hacerse recién a partir del miércoles 17 de junio, una semana después de que apareciera el primer caso sospechoso, y solo se hicieron por la insistencia de las trabajadoras.


Estas denuncian además que los primeros testeos se hicieron solamente a quienes habían tenido contacto estrecho con el primer caso, sin tener en cuenta que en la unidad convivencial los espacios como el comedor y baños son compartidos. Incluso la definición de “contacto estrecho” utilizada por el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat contradice el protocolo nacional, el cual considera  dentro de esa categoría a quien proporcione cuidados a un caso confirmado o haya estado a menos de dos metros por 15 minutos, cintando desde 48 horas antes desde que la persona comienza a presentar síntomas.  La ministra María Migliore y las funcionarias de la ‎Dirección General de la Mujer presionaron a las trabajadoras para que retomen sus tareas, exponiéndolas a ellas, a sus familias y a las familias que alberga el refugio.


Desde 2016 las trabajadoras de los refugios vienen denunciando el vaciamiento. La falta de personal, la precariedad laboral, los problemas edilicios y la falta de recursos son frecuentes. Hace unos días se difundió también la intención de cerrar el Hogar Eva Duarte, el único que aloja y acompaña a adolescentes embarazadas y/o madres que han atravesado situaciones de violencia de género y se encuentran en contexto de vulnerabilidad. Por otro lado, el propio dispositivo Mariquita Sánchez no permite un abordaje propicio para la situación que se encuentran atravesando las mujeres y sus hijes, con espacios que son compartidos al punto que en los dormitorios conviven varias familias. Muchas trabajadoras son monotributistas y ni siquiera cuentan con obra social, ART, ni aguinaldo. Algunas incluso están tercerizadas a través de la UBA. En el caso de las trabajadoras de planta transitoria y planta permanente los salarios no llegan a la canasta básica familiar de la Ciudad, y este año tienen congeladas las paritarias.


En el marco de la pandemia de coronavirus se agudiza esta precariedad a que las condena el gobierno la Ciudad de Buenos Aires. Es gracias a la intervención que vienen haciendo las trabajadoras de la Dirección General de la Mujer que sale a luz cómo se sostiene la política que difunden como campaña estrella Larreta, Migliore y las directivas de la DGMuj. Mientras en las redes sociales publicitan la línea telefónica 144 y los programas de la dirección, por abajo presionan y exponen a las trabajadoras y a quienes atienden, con un presupuesto y salarios de miseria. Su política pública es una violencia institucional constante.


Recientemente el informe de la Oficina de Violencia Doméstica hizo público que el 93% de las denunciantes está en riesgo. Frente a esta situación, se hace necesario que las trabajadoras se organicen de forma independiente del Estado y los gobiernos por todos los reclamos: protocolos sanitarios ante casos de Covid–19 supervisado por las trabajadoras, la provisión de elementos de higiene y seguridad adecuados, aumento salarial y plus por trabajo esencial, pase a planta permanente e incorporación de personal, licenciamiento preventivo de 14 días para los casos sospechosos, aumento del presupuesto para el área.