En el marco del 8 de marzo, el Indec publicó un dossier de estadísticas que grafican la brecha de género en Argentina. Allí se observa cómo las mujeres exhiben las tasas más altas de desempleo, perciben los salarios más bajos y son mayoría dentro del mercado de trabajo informal, sin aportes jubilatorios, repercutiendo en la calidad de los haberes previsionales que terminan cobrando. A su vez, sobre ellas recae el grueso de las tareas domésticas no remuneradas.

Frente a este cuadro, el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad se excusa en que se trata de un problema estructural muy difícil de revertir en el tiempo. Sin embargo, el gobierno es responsable de convalidar la extensión del trabajo precario, miseria salarial y ataque a las jubilaciones que golpea de lleno a la población femenina. Sin ir más lejos, el propio oficialismo fija una paritaria para las trabajadoras de casas particulares que las condena a la indigencia. Lo anterior va a contramano de que las mujeres puedan lograr una autonomía económica, quedando inermes frente al flagelo de la violencia de género.

Por otra parte, el Frente de Todos no avanzó ni un milímetro en la creación de dispositivos para socializar el cuidado -como jardines maternos paternales, hogares para adultos mayores, etc.- perpetuando que esas tareas sigan recayendo sobre las espaldas de las mujeres al interior de la familia, quienes resignan horas en el mercado de trabajo remunerado, constituyendo una de las razones que explican que la brecha salarial existente.

A su vez, en alianza con las iglesias, el gobierno sostiene los pilares ideológicos que inferiorizan a las mujeres y están detrás de la discriminación que padece el colectivo femenino en el mercado laboral y de los roles de género que le asignan a la mujer el papel de “cuidadora”. Un imaginario social verdaderamente funcional a la explotación capitalista ya que divide a la clase obrera, desvaloriza la fuerza de trabajo, alecciona a las trabajadoras y naturaliza que las tareas domésticas queden circunscriptas al interior del hogar, en lugar de ser absorbidas por las patronales y el Estado.

El acuerdo con el FMI al cual abona el gobierno y la oposición de derecha agravará cada una de estas problemáticas, puesto que propone una agenda de ajuste y antiobrera. Por lo tanto, el movimiento de mujeres que ganó las calles y conquistó el aborto legal debe recuperarlas para luchar contra este pacto ruinoso y sus consecuencias, de manera independiente a quienes lo promueven.