Mujer

30/10/1998|606

El problema de la vivienda en el Encuentro

Blanca concurrió al Encuentro del Chaco avalada por una importante cantidad de compañeras del barrio de Palermo, de la Capital, que comparten con ella el reclamo de los habitantes de casas ocupadas y viviendas municipales, por la escrituración inmediata y planes de vivienda con cuotas del 10% del salario del jefe de familia. Ella es delegada de un edificio de Jufré y Acevedo. Allí viven 23 familias desde hace casi 20 años, pagando de su bolsillo la construcción de sus viviendas. El Estado no les reconoce su derecho a la vivienda y Blanca es una activista destacada de esta causa. La lucha por el derecho a la vivienda la ha llevado a enfrentarse con los políticos patronales y empresarios. Ha ganado una gran experiencia para detectar el engaño típico de estos personajes. No duda en denunciarlos delante de sus narices para alertar al resto de los compañeros. Su participación en el Encuentro fue un gran aporte para las trabajadoras que se organizan contra un sistema que nos condena a una doble opresión.


A su regreso, y luego de la charla que dio en la casa de Darwin y Córdoba, donde viven 300 personas en condiciones más que precarias, entrevistamos a Blanca.


PO: ¿Cuál es tu balance del viaje?


B: Fue un encuentro altamente positivo para mí. Primero y principalmente quiero, en nombre mío y de mi familia, de mi esposo, de mis hijos y de mis nietos, agradecer infinitamente a María y a Diego que fueron los que me alentaron a que fuera al Chaco. Quiero agradecer la confianza en que yo podía representar a esta parte de la sociedad. Somos muchos los que estamos en esta situación: hay 3.500.000 de argentinos que estamos en casas ocupadas, la mayoría en la Capital. Muchos de los gobernantes saben y hacen oídos sordos.


Estamos acá desde abril del ‘83. Fue muy dura la lucha por la cual todo el mundo me conoce, porque fui por muchos lugares. Ahora en el Encuentro del Chaco puse toda la carne al asador, conté todo lo que pasó, lo que padecimos con los militares, las madres con sus criaturas en las madrugadas. Fui ovacionada por toda la gente. Agradecí especialmente a los hermanos uruguayos que nos orientaron, porque nosotros no sabíamos absolutamente nada de cómo se ocupaba una casa. Con su ayuda, nosotros, desesperados por la situación, ocupábamos las casas.


PO: Esta propuesta de lucha, entonces, fue bien recibida en el Chaco.


B: Sí, yo dije que no iba a resignar mi casa a nadie. Ellos no vieron en qué condiciones estaban cuando llegamos. El gobierno democrático nos prometió que iba a dar solución, que iba a escriturar, pero jamás ocurrió.


En la primera sesión, entramos al aula y nos presentamos. Cuando empezó el debate, habló una señora rubia y dijo soy fulana de tal, de la UCR, y la otra, del Frepaso. Las dos hacemos la Alianza, dijeron. ¿Y a mí qué me importa?, les contesté. Yo les mandé de un solo saque todo, sin callarme nada, y todo el mundo me ovacionó y dijo bravo. Y estos dos personajes desaparecieron totalmente del Encuentro. A la tarde, nos mandaron otras dos que fueron y dijeron que eran las representantes desde hace 13 años del Encuentro y que lo que nosotros estamos haciendo y diciendo es figurita repetida. Yo les pregunté qué logro, en 13 años de Encuentros, consiguieron para los barrios, para la salud, para la educación de las familias. Las dos secuaces que tenía ella le decían que no conteste. Ahí les dije: ¿sabe por qué no quieren que conteste? Porque no tienen argumentos, nada que decir.


Una conclusión que sacamos del Encuentro es que necesitamos una alianza, pero no la de la UCR y el Frepaso, una Alianza de los patrones, sino una alianza de los trabajadores para defender nuestros derechos.


La actividad del Plenario de Mujeres Trabajadoras Autoconvocadas fue bárbara. Fue genial todo el trabajo que hicieron y el planteamiento que pusieron. Todas en todas las comisiones estuvieron totalmente de acuerdo, por ejemplo, con el tema del aborto. Fue mayoritaria la opinión de que las mujeres estamos a favor del aborto. No puede ser que pase tantas necesidades, o que una mujer muera porque quedó embarazada, porque no tiene para comprar el DIU o las pastillas. El sacerdote dice: si vos hacés un aborto, Dios te castiga y te morís o te pasa cualquier cosa. No. El cura es un pecador como yo. A cuántas mujeres habrá dejado embarazadas y adónde tendrá tantos hijos. Hay un montón de curas que tienen un montón de hijos y nosotros no sabemos. Por ahí se destapa la olla y empiezan a saltar los casos. Hacen volar al cura para otra Iglesia y no solucionan el problema.


Es un gran logro esa convocatoria del 25 de noviembre, todas las mujeres tenemos que ir. Todo el mundo con las ollas, las cacerolas y los platos a gritar y a saltar porque, aparte de la violencia familiar que sufre la mujer, los golpes del marido o de los hijos en muchos casos, está la violencia de la falta de trabajo, la falta de comunicación con la gente, la falta de dinero para darles de comer a tus hijos. También eso es violencia.