El decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (Fadu) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Guillermo Cabrera, acaba de comunicar una licencia de 90 días debido a una denuncia judicial que lo involucra en un caso de violencia de género. Este comunicado, es una manera de cubrirse ya que en el mismo se desentiende de la denuncia colocando que “tiene plena certeza de la falsedad de la misma”, y que de esta forma, “busca preservar a la Facultad”.

Esta no es la primera vez que autoridades de la FADU se ven involucradas en casos de acoso o abuso sexual y que el accionar ante estas situaciones es más que cuestionable.

Encubrimiento por parte de las autoridades.

Ya han sucedido en la FADU situaciones similares y el accionar de la Unidad de Género de la facultad ha sido casi nulo. Podemos ejemplificar con el caso del docente Fernando Madedo, que a pesar de haber recibido denuncias por violencia de género en varias facultades, en FADU estuvieron a punto de otorgarle una cátedra en Imagen y Sonido en 2019, lo cual fue impedido a partir una movilización al Consejo Directivo por parte de estudiantes y docentes.

También podemos mencionar el caso de Pereyra el año pasado, quien había sido denunciado por violencia, pero sin embargo, las autoridades no quisieron tomar medidas preventivas durante la investigación, a pesar de que varies docentes y estudiantes así lo habían solicitado. Quienes manejan los departamentos, que conseguimos les estudiantes al calor de una enorme lucha del movimiento de mujeres, son, en muchos casos, quienes por acción u omisión encubren a los denunciados.

Ante la denuncia al decano Cabrera, debería ponerse en pie una comisión investigadora independiente, conformada por estudiantes y docentes, para poder tener un seguimiento claro y transparente sobre el curso de esta causa judicial, y que no se oculte información a discreción de las autoridades de la Facultad.

La inacción del CeFADU.

Desde que asumió la nueva conducción del centro de estudiantes, conformada por ReFadu, Coalición y Corazón FADU, se ha puesto de manifiesto que responden directamente a la gestión de nuestra Facultad y han cerrado por completo los canales de organización estudiantil. Hasta el momento, no han emitido ningún comunicado al respecto de la denuncia, manteniéndose al margen y en silencio sobre un hecho gravísimo.

Resulta fundamental que les estudiantes nos organicemos de forma independiente a los gobiernos y a la gestión, y luchemos por recuperar el centro, para que el mismo motorice la lucha por la educación pública y por los derechos de las mujeres y de las diversidades.

Retomemos la pelea por la democratización de la Universidad.

Esta situación profundiza una crisis al interior de la gestión y sus camarillas que, durante todo el 2020, tuvo su expresión en el funcionamiento casi nulo del Consejo Directivo, sólo se reunió dos veces en todo el año, y no dieron ninguna respuesta ante las dificultades en el acceso a la virtualidad por parte de les estudiantes.

Por todo lo mencionado, es importante retomar la pelea por la democratización de los órganos de gobierno de la Facultad, para que las autoridades no sean puestas a dedo -lo que genera un caldo de cultivo para que se encubran a estos violentos- sino que seamos les estudiantes, docentes y no-docentes quienes decidamos quienes tienen que orientar el rumbo de la FADU.