Jorge Eduardo Brondo, de 65 años, asesinó a su expareja Mariana Paola Polzoni, de 45 años. El hombre le dio dos disparos en la cabeza y luego intentó quitarse la vida mediante un tiro en la sien. Sucedió en la mañana del viernes 11, en barrio Santa Isabel Segunda Sección, en la zona sur de la ciudad de Córdoba. La investigación está a cargo de la fiscal María Celeste Orta Córdoba, de Violencia Familiar.

Luego de dejar a sus hijos de 10 y 14 años en la escuela, alrededor de las 8:00, Polzoni regresó en un remisse. Según las declaraciones del chofer, aparentemente el agresor la venía siguiendo y al interceptarla en Plaza Los Algarrobos, la baleó ocasionándole la muerte de manera inmediata. Acto seguido, el criminal intentó suicidarse sin éxito; está internado.

Brondo es conocido en la zona sur por ser propietario de una remisería ilegal, además de manejar un taxi. Y quienes conocían a la víctima, indicaron que se separó porque padecía violencia, aunque hasta el momento no se conocen denuncias.

No sorprende que las mujeres que sufren violencia se abstengan de denunciar. La respuesta del Estado cordobés es absolutamente revictimizante; dilata todos los pasos de resguardo y protección, y las obliga a un peregrinaje sin fin. En este sentido, es claro el fracaso de los “Punto Mujer” que impulsa la ministra Claudia Martínez como parte de un plan que “apunta a instalar espacios físicos próximos a mujeres, jóvenes y niñas de distintos barrios de la ciudad de Córdoba”.

Mientras las barridas sufren todo tipo de violencias y crece el número de femicidios, el gobierno cordobés instala cáscaras vacías, con propaganda oficial barata, sostenidas con trabajadores precarizados y escasos profesionales al servicio del territorio. Lo hace en consonancia con una nación subordinada a los organismos internacionales de crédito, donde la orientación política es ajustar a los más vulnerables y favorecer a los grandes grupos de poder.

En este cuadro, cobra fuerza el planteo de un consejo autónomo de mujeres y diversidades, que disponga de un presupuesto al servicio de nuestras demandas, y con cargos electos y revocables. Basta de funcionarias atornilladas en el poder y alejadas de las necesidades de la población trabajadora.

Bajo este régimen, el mensaje de sumisión está presente en cada orden de nuestras vidas: con el marido que te golpea, con el patrón que te negrea y con el gobierno que te hambrea. Para superarlo, la organización independiente de las mujeres es fundamental. El próximo 25 de noviembre, en el día internacional de la no violencia hacia las mujeres, tenemos sobradas razones para salir a las calles, indicando que no nos callamos más, por Mariana Paola Polzoni y por todas las que nos faltan. Basta de femicidios, ajuste y opresión.

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