Mujer

5/4/2020

Gestar en tiempos de pandemia

médica obstetra M.P. 31274/9

La realidad nos muestra un sistema de salud colapsado, agónico y sin recursos. Los hospitales no consiguen organizarse, los insumos son insuficientes, la capacidad de los mismos también, la salud privada mira indiferente para otro lado y las verdaderas medidas de fondo, como la centralización del sistema de salud, no llegan. 


Es en este contexto que las mujeres embarazadas deben continuar su gestación en un absoluto panorama de desprotección, los controles del embarazo están resentidos, escasean los turnos, no hay medios para llegar a hacerlos y el miedo ha paralizado al sentido común.


Ante esta situación las embarazadas quedan desprotegidas, no se realizan los chequeos en tiempo y forma, casi no se consigue quién haga ecografías, ni laboratorios, salvo que vayan al hospital, de donde precisamente habría que sacarlas y aún ahí los turnos no se consiguen teniendo que exponerse una y otra vez.


En los hospitales coexisten desde hace años salas de maternidad con salas de internación general, donde circulan infecciones varias. Ahora, ante esta crisis de salud, eso ha empeorado y nadie sabe cómo resolverlo.

Por otro lado, y amparados por el supuesto “aislamiento” al que estamos sometidos como sociedad, en muchos lugares se está violando la ley 25.929 de derechos en el nacimiento, por ejemplo, impidiéndole a la mujer en trabajo de parto estar acompañada por una persona de su confianza, lo cual tiene serias consecuencias en la evolución del trabajo de parto y coloca a la mujer en un lugar de vulnerabilidad que ya no debería existir, quedando a merced de un sistema de salud que muchas veces es brutal y cruel.


Estar acompañada es mucho más que tener el afecto del ser querido al lado, es también otro que observa y cuida, que no la deja sola y que es testigo de todo lo que sucede puertas adentro. La violencia obstétrica existe y tener alguien observando es de las pocas cosas que hacen que se amortigüe a la hora del parto.


Las normativas enviadas por el gobierno nacional hacen hincapié en que no se debe impedir el acceso al acompañante de la parturienta, pero esgrimiendo argumentos falaces, en este momento está sucediendo y las mujeres están pariendo solas.


Por otro lado, la excusa del Covid-19 y la política del miedo están también reflejándose en un incremento de las cesáreas. Muchas mujeres están siendo inducidas a interrumpir el embarazo por medio de esta cirugía, confundiéndolas y atemorizándolas con mentiras pseudocientíficas, que además son peligrosas ya que es sabido que el nacimiento por cesárea es uno de los factores que incrementa notablemente la morbimortalidad materno Infantil y no hay ningún argumento científico válido para sugerirla en el contexto de salud de hoy.


Desde una perspectiva realista y adecuada, corresponde la implementación de espacios dedicados específica y exclusivamente a la atención y control de la mujer gestante, fuera del espacio hospitalario. Pueden destinarse salas de salud periféricas que sean exclusivas para ese fin, y donde las mujeres puedan acceder al control médico oportuno y a la realización de estudios complementarios como laboratorio y ecografía.


Que se brinden las mayores seguridades dentro del ámbito hospitalario para transitar el trabajo de parto, parto y posparto inmediato, brindando elementos de protección adecuados tanto a la mujer como a su acompañante, aislando lo mejor posible los espacios donde se asisten nacimientos de las salas donde transcurren otras enfermedades, o sea generar áreas limpias reales, para la asistencia de los nacimientos, respetando todos los puntos de la ley 25.929.