El fin de semana del 10, 11 y 12 octubre transcurrió el XXXI Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario con una movilización que sumó alrededor de 70.000 mujeres. La enorme movilización pusode manifiesto reivindicaciones, como la despenalización del aborto o el desmantelamiento de las redes de trata. Muchas docentes que participamos de ese encuentro volvimos a La Matanza a nuestras escuelas y, en algunas de ellas, nos encontramos con una escena increíble: agentes de la policía local hablando de "violencia de género" a los alumnos. La contradicción no podía ser más flagrante. El Estado que reprimió a una parte de la movilización del Encuentro Nacional de Mujeres, ahora representado en una agente "pitufa" con uniforme y arma en mano, se presenta dando charlas sobre violencia de género en las escuelas de La Matanza.

 

En una de las escuelas los agentes les contaron a los jóvenes su accionar al respecto del consumo de sustancias ilegales. No dejaron de mencionar lo mal que están algunos chicos y recomendar alejarse de "la mala junta" que estas fuerzan combaten. Asombrados, contaron cómo tuvieron que detener a un chico de tan sólo 15 años por las dosis de cocaína que portaba. Hasta ahí llegaron, hasta el pibe que consume o trabaja para un dealer. La doble moral los envuelve: encubren al narco y encierran al pibe que podría ser un estudiante nuestro. 

 

La presencia de distintas fuerzas de seguridad en las escuelas no es nueva. Sin embargo, frente la descomposición social que resulta de las contradicciones en las relaciones de producción capitalistas, emerge con más ímpetu desde los sectores y partidos patronales la instalación de una consigna falaz: más policías, más seguridad. Y en esta cantinela están oficialistas y "opositores" de las distintas variantes patronales. Por parte del FpV en el plano local, la intendente Verónica Magario hace pocos días declaró en un programa de televisión: “…de los 800 gendarmes que teníamos, el ministro (de seguridad, Cristian) Ritondo me informó que van a venir sólo 300. No alcanza”.

 

Desde Cambiemos, por otro lado, con María Eugenia Vidal a la cabeza, a pesar de los números que reclama Magario, se colocan en la misma línea. La gobernadora realiza varias medidas para mantener una percepción de transparencia y honestidad. Sin embargo, hasta los propios editorialistas más cercanos a Cambiemos como Carlos Pagni de La Nación ("La nueva agenda que marca la inseguridad") denuncian una continuidad en la política de seguridad señalando las relaciones entre el ministro de seguridad bonaerense Cristian Ritondo y su antecesor sciolista Alejandro Granados.

 

Alertamos a los docentes y a los padres de nuestros alumnos, de este intento de lavar la cara de las distintas fuerzas del aparato represivo en las escuelas. La situación habilita un debate profundo sobre el origen de la violencia de género y la responsabilidad del Estado, más aún en tiempos de masivas marchas por #NiUnaMenos, el parazo de mujeres del 19 de octubre y la multitudinaria movilización en todo el país por el femicidio de Lucía en Mar del Plata. La situación habilita a que docentes y familias rechacemos estas prácticas "educativas" fogoneadas por el Municipio y avaladas por inspectores y directivos.

 

En el ámbito escolar, estas cuestiones pueden ser abordadas por profesionales especializados como psicólogos, psicopédagogos y asistentes sociales que orienten y acompañen el trabajo de los docentes y no por la policía organizadora de los pequeños y grandes delitos como el narcotráfico, la trata y los desarmaderos, entre otros. ¡Fuera la policía de las escuelas!