En el día de hoy se realizaron movilizaciones en reclamo de justicia por Agustina Imvinkelried en las ciudades santafecinas de Esperanza (donde vivía la joven), Reconquista, Vera y la capital provincial, así como una concentración en la Plaza San Martín de Rosario.

Tras estar desaparecida desde el domingo a la madrugada, cuando había salido del boliche Teos de Esperanza, la joven de 17 años fue encontrada sin vida esta mañana en un descampado cercano, marcada por muchos golpes. Imágenes de cámaras de la zona muestran que fue abordada por un hombre de 39 años, Pablo Trionfini, a bordo de un Renault 12 al que la invitó a subir. Ante estas evidencias, la fiscal de la causa caratuló la misma como “femicidio”.

Trionfini se suicidó esta mañana, cuando la policía rodeaba su casa desde hacía una hora a la espera de una orden de detención. Allí hallaron zapatillas con barro, así como una pala que pidió prestada a un vecino y guantes, que habría utilizado para ocultar el cadáver. El hombre había sido denunciado por su ex mujer por violencia de género, mientras que los vecinos señalan que solía acosar y manosear a las jóvenes del lugar. Otras denuncias similares se expresaron en redes sociales. 

El de Agustina es el sexto femicidio que tiene lugar en las dos semanas que van de 2019, revelando la incapacidad de los gobiernos y del Estado de dar una respuesta para siquiera empezar a superar la violencia cotidiana contra las mujeres. Se plantea una respuesta de lucha del conjunto del movimiento de mujeres, que no ha parado de crecer desde el primer Ni una Menos en 2015. 

La ofensiva clerical y reaccionaria del gobierno -en sintonía con la de Bolsonaro en Brasil-, la negativa a legalizar el aborto en la Argentina, configuran un panorama favorable a la reproducción de los cánones opresivos que terminan sometiendo a las mujeres y la infancia a la brutalidad y la muerte. El perfil de Trionfini que revelan sus redes sociales, con publicaciones contra el aborto legal y de carácter misógino, retrata el cuadro de retraso de todo un sector de la sociedad, indisoluble de los preceptos oscurantistas y retrógrados que imparten la Iglesia y los partidos de gobierno. Cuando decimos que el Estado es responsable, damos cuenta también de esta incultura, de esta miseria material y espiritual promovida por un régimen que se vale de la violencia contra la mujer para disciplinar a las mayorías.

Justicia por Agustina. Ni Una Menos.