El pasado 22 de marzo la legislatura provincial de Tierra del Fuego sancionó con fuerza de ley un proyecto retrógrado que instituye todos los 25 de marzo, desde el de este año en adelante, como "el día de los derechos del niño por nacer", plegado a su vez a una "jornada educativo-cultural de información y concientización que tengan por objeto conmemorar, promover y defender la vida humana desde que ha sido concebida en el vientre de la madre", a organizar en la cuarta semana del mes de marzo, desde ahora en adelante, por el poder Ejecutivo Provincial.

Este proyecto de ley, alineado con la reacción oscurantista al elemental reclamo de legalización del aborto, fue votado a favor por 13 de 15 legisladores, de los bloques del Frente Para la Victoria-PJ, MoPoF y UCR. Los diputados del bloque FPV-PJ siguen la línea clerical de la gobernadora Rosana Bertone, quien sostuvo días atrás que acompañará al enemigo declarado del movimiento de mujeres, el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, "en lo que él decida".

Los partidarios de la paridad de género para los cargos públicos –impulsada por los bloques patronales para encubrir su responsabilidad en la opresión de las mujeres- deberían tomar nota de que cinco de los 13 votos provino de mujeres.

Ese mismo domingo 25 se realizó a nivel nacional una marcha del sector autodenominado "pro vida", de carácter clerical, que contó incluso con la participación del partido fascista Bandera Vecinal. Tuvo una escasa convocatoria, más si se la contrasta con el millón de personas movilizadas en el 8M.

En Tierra del Fuego, se realizaron pañuelazos por el aborto el 23 y el 26 de marzo, en los que se denunció la resolución de la Legislatura.

Es imperante la organización de las mujeres para lograr el veto de este proyecto. Para conquistar un derecho fundamental como el derecho al aborto legal, seguro y gratuito es necesario marcar la independencia política de los gobiernos de turno y la separación de la Iglesia del Estado. Debemos llevar el debate a nuestros lugares de estudio, de trabajo, en todos los barrios y en los sindicatos. Ni una menos. El Estado es responsable.