Mujer

24/10/2002|777

La realidad dolorosa exige un parto revolucionario

“En el Hospital Lagomaggiore de Mendoza se registra un caso de aborto cada cuatro partos. De diez internadas en Terapia Intensiva por mes, mueren entre el 17 y el 23%. Más de la mitad de las mujeres en edad fértil fallecen por sepsis o infección posabortiva de las primeras 48 horas posteriores. Barreras económicas, temor a ser acusadas, hacen que lleguen varios días después. Casi el 50% de las ingresantes hospitalarias tiene de 21 a 30 años, el 30% de 31 a 40, y el 7% más de 40. El 70% no terminó la primaria, ni tiene ingresos propios y la mitad ya tiene hijos y un aborto previo. El riesgo de infecciones aumenta con la desnutrición.


“Las complicaciones por aborto mal practicado son la primera causa de muerte materna en la Argentina: el 30% de las infectadas. El subregistro de muertes sería del 50%, porque se ignora u omite registrar el aborto incompleto para evitar derivaciones penales a los profesionales. Las complicaciones del embarazo, parto y puerperio son las principales causas de incapacidad y muerte entre las mujeres de 15 a 49 años.


“Calculan unos 335 a 500 mil abortos anuales. 35 mujeres mueren cada 100.000 nacidos vivos en la Argentina.


“177 mujeres mueren en Formosa cada 1.000 nacidos, 77 en Chaco y… 1,4 en Buenos Aires.


“En los países donde el aborto es legal la mortalidad es de 0,4 cada 1.000 abortos”.


Estas estadísticas se publican en el diario La Nación del 17 de octubre de 2002, página 15. No aporta ningún dato sobre maternidad precoz e infantil, ni mortalidad. Ni desnutrición.


Es llamativo que el diario La Nación, que fue impasible combatiendo el derecho al aborto frente a algunas pocas madres que reclamaron a la Justicia “adelantar el parto”, por casos de anaencefalia (bebés sin cerebro que mueren al nacer), sólo emita una vaga opinión en el título de la nota.


El mismo día el Canal 26 informaba de paros, cortes y estado de asamblea permanente de todos los hospitales públicos mendocinos por salarios atrasados y beneficios impagos desde el año 2000, contra el vaciamiento de los hospitales mendocinos y la falta de insumos.


“Una realidad dolorosa”, afecta a las mujeres jóvenes (¿a las jóvenes trabajadoras endémicamente desocupadas o al presupuesto público?).


En la Conferencia de Beijins el imperialismo yanqui y el Vaticano llegaron a un acuerdo. Anticonceptivos sí. Aborto no. Pero el imperialismo quiere bajar los costos ajustando a las provincias y el gasto público para cobrar la deuda externa. Y el Vaticano quiere impedir hasta el uso de preservativos para no perder el control de las conciencias que perpetúa sus bienes terrenales, aunque media humanidad muera de sida, o nazca con sida.


Señores del FMI y obispos del Vaticano, y a sus representantes políticos y mediáticos en nuestra tierra:


  • No queremos seguir abortando. Queremos parir todos los hijos que querramos.
  • No queremos prohibición. Nosotras decidimos. Nunca, o cuando lo creamos conveniente.


Nuestra sexualidad no es materia opinable. Nuestros hijos no son carne de cañón para explotadores nativos y extranjeros ni objetos placenteros de monstruos perversos. Nuestros úteros no son medios de producción de “su” propiedad privada que producen mercancía “trabajadores”, ocupados y desocupados, según les convenga, que sirven para producir plusvalía. Nuestra prole es nuestra, y al que no le gusta, se jode, se jode. Somos proletarios. Nuestra moral no se mide en dólares ni en cuentas de rosarios. Nuestra moral es revolucionaria y hará caer sus vallas.


  • • Anticonceptivos gratuitos para no abortar y aborto legal y gratuito para no morir.
  • • Despenalización del aborto.
  • • Cacerolas y piquetes: la lucha es una sola.