Ana Gaitán salió el sábado 22 de abril a la noche, en la ciudad capital de La Rioja, y no volvió. Su familia denunció la desaparición ese mismo domingo. La policía no quiso buscarla. La familia tuvo que soportar todo tipo de comentarios cargados de prejuicios y misoginia.

Fue la misma familia la que tuvo que hacerse cargo de la búsqueda, solos. Así, consiguieron las cámaras de seguridad y lograron identificar al único detenido hasta ahora.

El miércoles 26 Ana fue encontrada con vida, semidesnuda, brutalmente golpeada y con signos de abuso en un descampado en un lugar donde ya había sido buscada. “La descartaron pensando que no estaba con vida”, denunció la familia. Ana agonizó en un hospital hasta este sábado 29 donde murió. Tenía 45 años.

En un primer momento la denuncia fue realizada en la comisaría octava de la ciudad capital de La Rioja y figura como “averiguación de paradero” y la investigación estaba a cargo de la jueza María Eugenia Torres del juzgado n° 3 de la primera circunscripción judicial.

Lo de Ana no es un caso aislado. En La Rioja los casos de violencia de género aumentan día a día. Los intentos de femicidio en toda la provincia se conocen frecuentemente. No pasó ni un mes del femicidio de María Laura Vega en la provincia. Las funcionarias del gobierno de Ricardo Quintela no logran explicar aún que pasó en este caso donde surgen contradicciones sobre la responsabilidad en el seguimiento entre la Justicia y la Secretaría de la Mujer. ¿Estarán muy ocupadas en la campaña electoral?

Lo cierto es que María Laura no está. Ana, tampoco. No basta con justificar todo con que es una “cuestión cultural”. Hay responsables: es todo un régimen social que se sostiene por la opresión y la violencia sobre las mujeres. Redoblemos la movilización independiente por justicia por Ana y todas las víctimas de femicidio.