Mujer

10/2/2003|819

La violación institucional de Romina Tejerina

“A siete meses de su detención, Romina Tejerina, de 19 años, que había sido violada y mató a su bebé poco después de nacer (porque le vio la cara del violador), sigue detenida en San Pedro, Jujuy, sin procesamiento, y aun no recibió atención psicológica, mientras su familia sigue reclamando que –por lo menos– llamen al violador a declarar, ya que el hombre sigue viviendo medianera de por medio con los Tejerina.


“Según el juez la causa sería homicidio agravado por el vínculo. La abogada de Romina, Mariana Vargas, sostiene que no se puede explicar por qué Romina no está, o bien sobreseída, o bien procesada, siete meses después de ser detenida; no se entiende por qué el examen mental obligatorio que se hace a los detenidos, se lo hizo un médico clínico y no un especialista; no se entiende cómo no se le brinda atención psicológica y no se explica por qué el violador sigue libre” (Página/12, 24/9).


“El parto fue prematuro, tras siete meses durante los que la adolescente ocultó el embarazo mediante una faja y omitió denunciar a su violador por vergüenza” (Página/12, ídem).


Se entiende, claro que se entiende.


Para los poderes del Estado y hasta para los medios de comunicación, violaciones hay todos los días. Es sabido que sólo el 11% de los casos son denunciados, y que sólo uno de cada 10 de los denunciados recibe castigo, en promedio de 4 años y medio de cárcel, aunque algunos se fugan. Ejemplo: el profesor de música de jardín Juan Carlos Privitello (por no mencionar proxenetas, curas y policías).


En Jujuy las instituciones no saben muy bien qué hacer, acostumbrados al sufrimiento en silencio de las víctimas. El caso Romina Tejerina se les fue de las manos. Y es que Romina zafó para adelante.


Romina escapó a los abortos clandestinos o a la muerte en el hospital público, escapó a las discusiones familiares para ver qué hacía, a la confidencia con sus amigas y a la confesión del cura, y escapó al farmacéutico que conoce a todo el pueblo.


Si Romina hubiera denunciado al violador, no habría podido abortar pues habría tenido encima a la Justicia, que lo prohíbe. Si bien el Código Penal autoriza el aborto en casos de violación, en los hechos hay que llegar a la Corte Suprema para que lo avale, o no, mucho después de los 9 meses. Y esto es incluso más difícil sin medios económicos.


El Código Penal, y los procedimientos de declaración y denuncia, como el derecho a defensa en juicio, son a su vez “contravenidos” por policías, fiscales, médicos forenses, jueces y abogados penalistas prestigiosos (que no atienden gratuitamente), cuando se trata de “ciudadanos”, pero “pobres”.


Romina escondió “su culpa” en una faja apretada. La culpa de no aceptar gestar el hijo que le engendró el violador por violación, y calló la violación. Tal vez igual le habría sido difícil probarlo, la víctima tiene que ofrecer las pruebas en su cuerpo antes de levantarse, bañarse y hacerse cargo de que la violaron.


El análisis de ADN podría demostrar más tarde que el violador es el padre del niño, pero no que la violó.


Pero la Justicia en Jujuy debe dudar. En la Nación la obligatoriedad del ADN está siendo cuestionada. Por la familia García Belsunce y por los represores y apropiadores de bebés de la dictadura militar, a pesar de la anulación de la Obediencia Debida y Punto Final, pero bien vigente el Indulto.


La educación sexual es “recortada” de la educación integral, laica, gratuita y pública; y ésta es a su vez “recortada” del presupuesto público para pagar las cuentas de la clase patronal al FMI, y escamoteada a las masas por los pecados de la jerarquía eclesiástica, sentada a la derecha del Padre que no es Dios, pero es el gobierno de turno, y que tampoco es “laico”.


La atención psicológica corresponde a una especie rara de profesionales (no médicos) que, en general, trabajan ad honorem, cuando los hay, en hospitales públicos y algunas obras sociales. En las salitas están más preocupados porque ni siquiera hay suficientes pediatras contratados, si hay alguno.


Es probable que en San Pedro, Jujuy, suceda como en Berazategui, Hurlingham, Matanza y salitas de las villas de la Capital: que no siempre hay, o nunca hay, planificación familiar, atención al adolescente ni anticonceptivos, porque no hay presupuesto para tales fines.


Romina zafó para adelante, como pudo. Pero estaba condenada de antemano.


El Papa clamó al mundo entero y a Bush que se prohibiera a la Cruz Roja Internacional entregar pastillas abortivas a las miles de mujeres y niñas de los campos de concentración de la guerra de los Balcanes, violadas sistemáticamente por las tropas de ocupación.


Por otra parte, uno de los dos fallos de la jueza Garzón de Lascano de Córdoba, con la aprobación de la Corte Suprema, ya prohibió la pastilla de anticoncepción de emergencia –popularmente llamada pastilla del día después– en todo el país, hace casi dos años.


A Romina Tejerina se le negó el derecho a decidir respecto de una maternidad: aceptar el proceso de gestación y tener un hijo, o abortar el proceso de gestación de un bebé no deseado.


A Romina Tejerina se le negó el derecho a decidir respecto de una maternidad forzada.


Vale conocer los testimonios conmovedores de una compañera de la Cuba, de una compañera del Mijd y de una compañera del Polo Obrero, con sus hijos al lado y a quienes aman profundamente, y tienen presente la cara del violador (y también de varios violadores) y llevan en su vida el amor del hijo delante y el trasfondo de la violación atrás, y de otras que decidieron abortar y pudieron elegir una maternidad deseada luego. En estas charlas de mujeres por el Derecho a Decidir no estaba Romina Tejerina.


Esta conmovedora Romina Tejerina no pudo zafar para adelante de esta democracia real; vio nacer a su bebé con la cara del violador: su bebé y el violador fueron lo mismo.


Ella hizo lo que la Justicia no hizo.


Que el Estado se haga cargo. Libertad y levantamiento de las causas a Romina Tejerina. Movilizaciones de mujeres en Jujuy, en todo el país, en la Casa de Jujuy y en la Plaza de Mayo con un petitorio a Kirchner, al Congreso y a la Legislatura, así lo reclamamos. Y por la despenalización, gratuidad y legalización del aborto. Por educación sexual y por anticonceptivos gratuitos para no abortar y aborto legal y gratuito para no morir. Y por las Comisiones de Mujeres en defensa de los derechos de la mujer en cada barrio, en cada manzana, en cada localidad, en todo el país.