Mujer

11/4/2013|1263

Las hermanas Jara en libertad

Seguimos la lucha por su absolución

El martes 9, centenares de compañeras y compañeros de diversas organizaciones se concentraron frente al Tribunal Oral en lo Criminal Nº 2 (TOC2) de la ciudad de Mercedes. Allí, se escuchó la sentencia a las hermanas Jara, detenidas hace más de dos años por defenderse contra un acosador que intentó violar a una de ellas. Al frente de la columna del PO, se encontraba Néstor Pitrola.


Un juicio contra la mujer trabajadora


Todo el proceso fue irregular. El acusador, Leguizamón, había acosado a Marina y Ailen Jara durante meses. Al volver de un baile un sábado a la noche, las detuvo encañonándolas con un revólver y se abalanzó sobre una de ellas. En esas circunstancias, la otra hermana sacó un cuchillo común de cocina y le infringió una herida menor. Pero las hermanas Jara, que denunciaron el ataque (y su legítima defensa) en la comisaría, fueron detenidas. El comisario caratuló la acción como "intento de asesinato" y, en el acto, las encarceló. Sin recursos, debieron apelar a un defensor de oficio, quien omitió pruebas fundamentales contra el acosador. Cuando la familia de las hermanas hizo pública la situación, el caso se transformó en una batalla social y política. El Tribunal comenzó a desechar todos los pedidos de excarcelación, prejuzgando como correcta la carátula policial. Leguizamón es un puntero, protegido por el intendente de Moreno y viejo conocido de la policía local. Tiene antecedentes policiales por robo y agresión, también se lo acusa de vender droga.


El fiscal solicitó una pena de cinco años y dos meses. Pero el reaccionario tribunal, que había rechazado todas las actuaciones anteriores, modificó la acusación. En lugar de intento de homicidio, las consideró culpables de "lesiones graves", por lo que dictó una pena de dos años y un mes, que las hermanas Jara acababan de cumplir. Por eso, fueron liberadas de inmediato. Esa noche, finalmente, salieron del penal de Olmos.


Es evidente que el reaccionario TOC2 decidió cambiar la carátula ante la fuerte presión popular.


Con esta carátula y la pena, las hermanas Jara nunca debieron haber estado detenidas. Sólo la arbitrariedad del juzgado explica esta situación. Se quiso castigar el derecho de la mujer a su autodefensa frente a la prepotencia de acosadores amparados por el poder.


Pero la libertad de las compañeras no cierra la lucha política en torno a este juicio. Vamos a una campaña nacional reclamando la absolución definitiva y que el Estado las indemnice por los dos largos años en la cárcel.