Dentro de la farragosa y reaccionaria Ley Ómnibus presentada por el presidente Milei está la modificación del articulo 3 de la “Ley de los mil días” Nro. 27.611, aprobada el mismo 30 de diciembre de 2020 junto a la legalización del aborto hasta las 14 semanas de gestación.

Aunque Milei fustigó contra el aborto legal a horas de haber triunfado en las elecciones, lo cierto es que no se animó a avanzar en su derogación ni a través del decretazo ni a través de la Ley Ómnibus. Es una muestra más de que considera al movimiento de mujeres una amenaza real a sus intereses y esto tiene una sola razón de ser: es consciente de que la ley de aborto se arrancó contra las voluntades de los políticos gobernantes, quienes históricamente desde todas las fracciones de la vida política argentina -a excepción de la izquierda- se negaron a aprobarla.

A través de la Ley de los mil días se otorga un subsidio para mujeres vulnerables que llevan adelante embarazos, denominado Asignación Universal por Embarazo (AUE).

El nuevo texto plantea que el subsidio AUE se otorgará durante todo el embarazo, “desde la concepción”, y no como ocurre hoy que el subsidio se paga desde las 12 semanas de gestación. Esta modificación abre la puerta a que la defensa de la vida desde la concepción figure en esta ley. También modifica las nominaciones “mujeres embarazadas” y “personas gestantes”, reemplazando estas categorizaciones por la de “madre”.

A través de la introducción de la cuestión de la “defensa de la vida desde la concepción” buscan avanzar en un planteo jurídico para hacer caer el aborto legal. Están respaldados para esto en el artículo 19 del Código Civil y Comercial aprobado en 2015 que señala que “La existencia de la persona humana comienza con la concepción”. Quienes integraron la comisión de reforma del código afirmaron que dicho artículo no existía en la versión que llevaron a la expresidenta Cristina Kirchner hasta que esta dejó esa última versión al episcopado, quien introdujo ese artículo y eliminó de aquel texto el artículo referido a la subrogación altruista de vientres.

La cuestión del aborto en este contexto tiene un solo valor para el gobierno: recuperar los aspectos de disciplinamiento social que tiene que el Estado se introduzca en la vida de las mujeres y la digite hasta el punto de decidir por ella si debe o no dejar avanzar un embarazo. Lo contrario a lo propugnado por Milei: cuando se trata del cuerpo de las mujeres ¡Todo el poder al Estado!

A los Milei, que promueven la compra y venta de niños, la vida del feto les importa nada. El tema del aborto está en el centro de la preocupación de algunas alas que apoyan al mileismo. Particularmente, aquella representada por su gurú liberal Benegas Lynch, integrante de una familia católica perteneciente a la secta Opus Dei, enemistada con la conducción actual del Vaticano.

Las asambleas, la organización y la lucha callejera son fundamentales para evitar que se vote la Ley Ómnibus, para que no prospere el decretazo y para terminar con el protocolo antimovilización. Para derrocar el intento de gobernar en un estado de excepción permanente, movilización y lucha sin concesiones ¡Nosotras sabemos hacerlo!

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