Mujer

15/9/2016|1428

Masivo, independiente y de lucha


La movilización convocada el año pasado bajo la consigna de “Ni Una Menos” tuvo su continuidad en otra masiva jornada este año que incorporó la responsabilidad del Estado entre sus consignas principales, en la lucha por la libertad para la joven Belén y en muchos otros ejemplos de reacción popular frente a ataques y actos discriminatorios contra las mujeres.


 


En un año, dos gobiernos de diferente signo político, el de CFK y el de Macri, dieron la espalda a las demandas populares expresadas en las grandes manifestaciones: cuando el movimiento de mujeres pide aborto legal, trabajo genuino, justicia en la Justicia, fin de las redes de trata, fin de la violencia doméstica, derecho a igual salario por igual trabajo, presupuesto para la asistencia de mujeres, la respuesta de los bloques patronales es el desfinanciamiento, el ajuste y una iniciativa del PRO, Massa y PJ, de “paridad” de género en el Congreso, que cumple una función distraccionista en medio de una reforma política reaccionaria y de la falta de respuesta a las demandas genuinas del movimiento de mujeres.


 


XXXI Encuentro Nacional: límites y potencial


 


La lucha política al interior del Encuentro crece a medida que gana en masividad. A ningún gobierno se le escapa su gravitación, mucho menos en el contexto de la crisis actual. Tampoco a la Iglesia Católica se le pasa por alto. Entre las salutaciones especiales ante la reciente visita al Vaticano del dirigente de la CCC y del PCR, Juan Carlos Alderete, el Papa le dedicó una especial a quien fuera hasta hace pocos años la representante de dicha fuerza política en todos los Encuentros y habitué del Episcopado argentino, con quien ha concertado la participación de las fanáticas del credo católico en el ENM. A esta orientación le debemos las violentas incursiones de católicos en Mendoza, San Juan o Tucumán, donde un grupo de fanáticos golpeó a las mujeres que defendían el debate sobre aborto legal.


 


Las fuerzas que quieren encorsetar a este poderoso movimiento no han sido pocas. Este año, junto al PCR, actúan las fuerzas gobernantes en la provincia y el kirchnerismo. Todas ellas están pactando con el Vaticano la contención de la movilización popular contra el ajuste. El servicio que el Vaticano les presta viene acompañado de una exigencia central: restringir aún más el acceso al aborto legal, perseguir a mujeres y judicializar los casos. Las implicancias de esta alianza con el Vaticano son muy superiores a los bloqueos al aborto no punible o al aborto legal, y se extienden al objetivo de hacer pasar el ajuste.


 


Estos compromisos las llevaron a apoyar sin más la obstinada oposición del PCR a que la Comisión Organizadora del ENM se pronunciase por la Libertad para Belén y llamara a movilizar por ella el 12 de agosto último, propuesta impulsada por las compañeras del Plenario de Trabajadoras de Rosario. La movilización fue masiva y cumplió su cometido. Sin embargo, esta orientación dejó fuera de la pelea al evento más masivo de mujeres de este país.


 


La masividad del Encuentro garantizará que las mujeres que combaten el ajuste y se organizan contra todos los ataques del Estado, seamos, a pesar de todo, absoluta mayoría en este enorme evento. Con el empuje de las grandes luchas que libramos, debemos reforzar un eje nacional de lucha independiente contra la violencia a las mujeres y el ajuste a la clase obrera, que impulsan Macri y los gobernadores de todos los signos políticos.


 


Quienes desde el gobierno tranzaron con las mafias policiales responsables del asesinato de Sandra Cabrera, como ocurre con las “socialistas” de Binner y Lifchitz; quienes le aceptaron al Vaticano la formulación que reclamaba sobre el comienzo de la vida en el Código Civil y Comercial; quienes encubrieron desde el Estado a las redes de trata y les ofrecieron, antes y ahora, un blanqueo de capitales sumamente preciado para los tratantes, no podrían jamás orientar este masivo Encuentro en favor de las mayorías de mujeres.


 


Independencia de clase y organización


 


Hacia el interior del Encuentro se reproducirá la disputa política entre quienes quieren llevar este movimiento detrás de intereses políticos opuestos a las demandas de las mujeres trabajadoras y, del otro lado, un programa de independencia respecto de aquéllos bloques y de defensa incondicional de las reivindicaciones de la mujer.


 


Desde el movimiento de mujeres debemos empalmar con las tendencias a la lucha del conjunto de la clase obrera para impulsar nuestras demandas: las tendencias al paro, sólo frenadas por la tregua de la burocracia sindical, las expresiones de lucha contra el ajuste y el tarifazo son el escenario que las mujeres debemos ocupar. El aborto legal debe estar como norte de nuestras reivindicaciones, en oposición a la política del Vaticano y sus aliados para controlar y bastardear a las mujeres.


 


Con esta orientación, el Plenario de Trabajadoras y el Polo Obrero se prepara de a miles en todo el país, para constituirse en la principal fuerza política independiente en el Encuentro que batallará por una acción común de lucha por todas las demandas de las mujeres, independiente de la Iglesia y del Estado.