Mujer

14/8/2018

Masivo y verde 8A en Mendoza

Cómo la seguimos.

El 8A en Mendoza fue superior a la vigilia de diputados, cuando conquistamos la media sanción. El contraste entre la concentración verde y el rejunte celeste no podía ser mayor: 15 mil compañeras copando la plaza, con la energía característica de una juventud que ha salido a la lucha y no piensa dar un paso atrás; también con fuertes presencias de referentes sindicales.


Del otro lado, se juntaron no más de 200 personas movilizadas por el aparato de las iglesias evangélicas, con tan poco entusiasmo que ni bien se ocultó el sol desaparecieron. En la plaza cubierta de verde ocurría lo contrario.


Este fenómeno se repitió a lo largo de las semanas previas a la sesión del Senado. Cada iniciativa de los defensores celestes del aborto clandestino, era respondida por una convocatoria de las mismas características pero que la superaba. La superioridad en la movilización es nítida en filas de la juventud secundaria, pero lo mismo ocurrió entre los profesionales de la salud y entre las sindicalistas –mal que le pese a la burocracia de la CGT–, las artistas y las periodistas. En la UnCuyo, los seminarios, talleres y charlas se multiplicaron.


Según algunas encuestas, al comienzo del debate parlamentario Mendoza estaba dividida en partes iguales en el apoyo y rechazo al proyecto de ley, sin lugar a dudas hoy es una clara mayoría que reclama la legalización. Son muchos y muchas las que lo rechazaban y cambiaron su opinión a la luz de la lucha verde y el contraste con los argumentos cavernícolas de los oscurantistas pro aborto clandestino.


 


Lucha contra el régimen


 


Más allá del resultado adverso en el Senado, la gran lucha del movimiento de mujeres llegó para quedarse.


El reclamo de separación de la Iglesia del Estado y el pedido de cancelar el financiamiento de las instituciones como Conin es una bandera que abrazan miles de jóvenes y se expresa en los cada vez más pañuelos naranjas.


Esta radicalización está marcando un salto en calidad, pero por sobre todo el fuerte desprecio a las instituciones del Estado burgués, que crece a medida que el movimiento de lucha hace su experiencia.


En este punto se hace necesario denunciar el operativo por desviar las enormes energías de lucha a “salidas” como la despenalización del aborto, que es una trampa contra el aborto legal en el hospital público. Es un operativo de Estado, montado por el conjunto de fuerzas políticas patronales, las mismas que se esfuerzan por borrar las fronteras de clase en nombre de la sororidad.


Las socialistas no queremos discutir cuantas gerentes de empresas son mujeres, como nos propone la feminista de la igualdad Christine Lagarde. Lo que queremos es llevar la enorme lucha del movimiento de mujeres a buen puerto, es decir que queremos destruir las relaciones sociales de producción y su régimen que nos oprime doblemente. Para esto necesitamos de una acción unificada de toda la clase obrera contra el capitalismo y el patriarcado.


 


Por una dirección socialista del movimiento de la mujer


 


Con esas convicciones y conclusiones nos preparamos para llevar una gran delegación de compañeras al primer congreso del Plenario de Trabajadoras, el primer congreso de las mujeres socialistas.


Este es de vital importancia en momentos donde se pretende hacer pasar con un signo de igualdad el movimiento de la mujer con el feminismo, que lleva en su ADN la colaboración de clases y lo está demostrando a través de las maniobras que denunciamos más arriba.


Es el momento de sacar conclusiones profundas, para quienes nos piden que “no nos peleemos con los curas” y pretenden usufructuar electoralmente nuestros esfuerzos; para quienes nos piden sororidad con las representantes del capital no confundan a las grandes dotaciones de jóvenes y trabajadoras que salen a la lucha.


Mientras nos preparamos para el congreso del PdT impulsamos el reclamo de una consulta vinculante para que se apruebe lo que en las calles ya aprobamos miles. ¡Será ley!