Meijide y Quarracino, del mismo palo
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Durante la reciente visita de Clinton, su esposa Hillary discurseó en el Teatro Colón abogando por el libre reparto de anticonceptivos y el derecho a la‘planificación familiar’.
Es sabido que el imperialismo norteamericano impulsa una política mundial de control de la natalidad, promoviendo no sólo la provisión masiva de métodos anticonceptivos, sino también, como se ha denunciado hasta el cansancio, la esterilización forzada de hombres y mujeres. Ciertamente, al capital financiero —que impulsa la flexibilización y la precarización laborales que destruyen las condiciones de trabajo de la mujer, que impulsa la destrucción de la salud y educación públicas, que promueve la castración forzada de personas— no le preocupan los ‘derechos de la mujer’. Para el imperialismo los métodos anticonceptivos son ‘necesarios’ no como un ejercicio de la libertad humana, sino como una imposición para ponerle un freno a la gigantesca bomba política y social del crecimiento de una población mundial a la que su régimen social no puede alimentar ni dar trabajo.
La conferencia de ‘Miss’ Clinton fue convocada por una dependencia estatal, el Consejo Nacional de la Mujer. Por eso, la agencia informativa de la Iglesia, la AICA, no sólo despotricó contra el "colonialismo ideológico (de la) ilustre visitante", sino, por sobre todo, por la "actitud complaciente" de Menem y su gobierno, que "no replicaron en público la ‘furibunda arenga a favor del aborto’ que hizo en Buenos Aires Hillary Clinton" (La Prensa, 21/10).
Quien cumplió al pie de la letra los dictados de la Curia no fue otra que la ‘progresista’ Graciela Fernández Meijide, que no tuvo empacho en declarar que "la Alianza está contra el aborto" (Página 12, 19/10).
Para decirlo con todas las letras, la Meijide se comportó como el más menemista de todos los menemistas: se declaró del ‘mismo palo’ que Clinton para atacar todos los derechos nacionales argentinos y los derechos sociales de los trabajadores en beneficio del imperialismo... excepto cuando se declaró del‘mismo palo’ que Quarracino para atacar a las mujeres.