Mujer

25/9/2003|818

Mi experiencia en el Encuentro de la Mujer

¡No nos olvidemos!


Luego de haber leído la nota de la compañera Olga en el N° 815 – quizá con mucha experiencia, conocimiento y preparación para expresarse – voy a contarles mi experiencia de haber participado por primera vez en el Encuentro de la Mujer, y decirles a mis compañeras que todavía no tomaron la iniciativa de participar, ya sea por falta de información o por problemas personales, que traten de hacerlo el próximo año, en Mendoza, y que cuando pasen esa experiencia se darán cuenta qué inútil es estar en el barrio peleando con los mismos compañeros porque no vienen a trabajar, por mercadería, etc., mientras que allí en el Encuentro se discutían temas de gran importancia para nuestro futuro (las mujeres muy castigadas por esta sociedad) y para el futuro de nuestro país.


En mi caso me tocó estar en el taller de Anticonceptivos y aborto, donde pude expresar todo lo que hace muchos años tenía guardado, porque soy una más de las mujeres que tuvo que pasar por una situación como ésta, quizá por falta de información o llámenlo como quieran, cuando tenía 16 años, y recibir humillaciones, maltratos de una mujer, llámese “partera”, que lo único que le importaba era que el trabajo que estaba haciendo terminara pronto para recibir el dinero, dinero que con mucho sacrificio se consiguió, y lo único que recibía a cambio era un maltrato psicológico continuo, que hasta hoy en día me cuesta superar. La llamada “partera”, para colmo, era mujer de un policía.


En el taller me tocó discutir con mujeres de la Iglesia, que planteaban un método, cuidarse naturalmente, es decir con la fecha; método represivo, porque uno no tiene derecho a decidir cuándo quiere tener un orgasmo, sino cuando es la fecha; estaban en contra de todo anticonceptivo y preservativo y decían que gracias a la Iglesia les daban de comer a “miles de muertos de hambre”.


Ese término en que lo dijo, me sacó de mí misma, y me levanté de la silla y le contesté, como lo dije anteriormente, con mi poca facilidad para expresarme; pero creo que con esa clase de mujeres, que se expresan así de los humildes, como “muertos de hambre”, no cabía otra forma: ¡Sí, ustedes dicen, pero para que después el Padre Grassi se los co…!


No les voy a contar nada más de mi experiencia, pero sí decirles que vine llena de fuerzas para luchar contra todas las trabas, que las mujeres tenemos en el camino, y llevar adelante lo que se votó en la ANT y en todos los talleres del Encuentro, y pedirles a mis compañeras que no nos olvidemos de esta gran batalla que tenemos por delante y que estemos comunicadas y nos juntemos para organizarnos.