El miércoles, una movilización de 2000 personas reclamó justicia por Valeria Coppa en el centro de Bariloche, a metros del lugar donde Valeria fue asesinada por su ex pareja Mariano Cordi el día anterior. Su caso se suma a la alarmante lista de 23 femicidios en lo que va del año.

Al finalizar la movilización sus compañeras de trabajo expresaron un fuerte pedido de justicia. Valeria trabajaba en la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, en un empleo precario que había tomado para tratar de independendizarse económicamente de su violento marido, que terminó finalmente asesinándola en las puertas de la Catedral. Cordi, que también tuvo una causa por abuso sexual agravado por el vínculo (por la que fue absuelto), sigue prófugo a pesar de haber asesinado a Valeria a plena luz del día, en una zona plagada de cámaras de seguridad de comercios y del Estado municipal.

El caso de Valeria, sometida a una desesperante situación que no podía romper, marcada por un precario vínculo laboral y la ausencia de cualquier tipo de contención u apoyo, concentra los agravios que padece la mujer trabajadora. Su crimen podría haberse evitado.

A lo largo de toda la marcha resonó el reclamo de justicia y la denuncia de que el Estado es responsable: no se encuentra otra explicación a la ola de femicidios en lo que va de 2019. Para frenar esta situación, es necesario redoblar la movilización por Valeria y por todas las víctimas. El 1F, jornada de lucha contra las violencias, movilicémonos por el fin de los femicidios, por el aborto legal y contra el ajuste. El movimiento de mujeres debe estar en calle para luchar contra esta barbarie.

 

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