Mujer

22/8/2002|768

Movilización piquetera en el Encuentro de la Mujer en Salta

Más de 7.000 mujeres se autoconvocaron en Salta. Para ello tuvieron que superar la enorme presión de los salarios congelados y la enorme distancia geográfica de los centros de mayor concentración de trabajadores del país. Piqueteras, activistas sindicales y de las Asambleas Populares fueron una parte importante de la concurrencia.


Este primer congreso luego de la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre era la oportunidad para debatir la lucha por las reivindicaciones de la mujer en medio de una crisis de poder.


Desde el vamos, con la formación de la Comisión Organizadora, quedó conformada una tendencia mayoritaria encabezada por la Ccc que buscó llevar el Encuentro al terreno de la tregua con el gobierno. En esta tendencia se anotaron la secretaria del vicegobernador y la presidenta de la Pastoral Social. En los días previos, esta última había suscripto un documento de la Iglesia que atacaba violentamente al Encuentro, como parte de toda una campaña contra el aborto que se llevó adelante desde los púlpitos y en el seno del propio Encuentro. Para consumar esta política de colaboración política con el Estado (largamente desarrollada por la Ccc en los consejos consultivos), se repitió la metodología de no votar resoluciones, y de vaciar deliberadamente al Encuentro a la hora de la lectura de las conclusiones de las comisiones.


La Ccc, que se negó sistemáticamente a firmar pronunciamientos por la libertad de Raúl Castells, hizo toda clase de esfuerzos también para que no se escuchara una sola palabra en contra de Romero. De la mano de esta política, hasta la diputada romerista Adriana Pérez subió al escenario como vocera de una de las comisiones (claro que en medio de la chiflatina de muchas compañeras).


Nuestra intervención


Desde el Plenario de Trabajadoras del Polo Obrero, fuimos a luchar para que el Encuentro fuera un factor más en la lucha para que se vayan todos y que asuma el gobierno una Constituyente con poder; para denunciar las elecciones truchas y el plan de Duhalde para quedarse un año más en el poder; para proponer una Asamblea Nacional de piqueteros, Asambleas Populares y organizaciones en lucha que imponga una salida para que la crisis la paguen ellos.


Más de doscientas compañeras, del NOA, de Rosario, de Buenos Aires, de Pehuajó, llegaron al Encuentro a dar esta batalla.


Numerosas comisiones tomaron varios de estos planteamientos. Se trabajó masivamente el petitorio por Raúl Castells y también por la reincorporación de la delegada salteña de Luz y Fuerza, Lucrecia Peralta, que acababa de ser despedida.


Por iniciativa del Polo se constituyó una comisión autoconvocada sobre piqueteras y Asambleas Populares y otra, entre las compañeras de Tartagal y las de Cutral Co, sobre petróleo y gas, que exigió la estatización bajo control obrero de la riqueza petrolera. Con las compañeras del MIJD dimos esta batalla en común en las comisiones.


Muchas compañeras de la Ccc firmaron el petitorio por Castells contrariando la orden de su dirección y acompañando nuestros planteos, una tendencia que revela el quiebre de esta política de tregua. Se trata de otra variante de una política electoralista.


El sector de Rodríguez Saá trató de convertir el Encuentro en escenario de promoción de la candidatura del puntano, pero tuvo escaso eco.


En la multitudinaria manifestación del domingo constituimos una nutrida columna piquetera junto a Barrios de Pie, el MIJD y el MTL, encabezada por la consigna “Que se vayan todos”.