Mujer

17/11/2016|1437

Movimiento y lucha política


Luego de las recientes y enormes movilizaciones realizadas, se suceden reuniones para organizar las acciones que el movimiento de mujeres tiene por delante.


 


En la Ciudad de Buenos Aires habrá una marcha del Congreso a Plaza de Mayo el 25 de noviembre, que estará precedida por piquetes, asambleas y paros denunciando la responsabilidad del Estado sobre la violencia social e institucional que viven las mujeres.


 


Con el Vaticano, nada


 


El jueves 10 se realizaron dos reuniones simultáneas en la Ciudad de Buenos Aires por la organización de la marcha. Una convocada por periodistas del Movimiento Evita, encubiertas detrás del logo “Ni Una Menos”, cuyo punto de convocatoria fue un local de la CTEP y otra por la CTA Autónoma, un espacio que se reduce desde hace años para organizar estas jornadas en dependencias de dicha central sindical.


 


El Plenario de Trabajadoras-PO, organización que criticó severamente los métodos usados por las periodistas antes y durante la movilización del 19 de octubre por Justicia para Lucía, llevó a la reunión de la CTEP el planteo de que el movimiento de mujeres no podía reunirse en la sede de una organización aliada de la Iglesia.


 


La CTEP, animada por el Movimiento Evita, es una organización que se encuentra pactando la contención social junto al Episcopado, recibió fondos del gobierno para colaborar en esa orientación y no cuenta con un solo antecedente de lucha por los derechos de las mujeres. A su turno, el Evita -ayer kirchnerista y hoy alineado en la reconstrucción del PJ- se ha disciplinado a las prebendas que recibe de la ministra Stanley, otra enemiga de los derechos de las mujeres. Los representantes parlamentarios del Evita ni siquiera concurrieron a la reunión de “cabildeo” convocada por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto para discutir estrategias parlamentarias para el tratamiento del tema en el Congreso. Fue un gesto de relevancia para las pretensiones episcopales. Remo Carlotto, integrante del Evita, no estuvo en la reunión de comisión de Legislación Penal convocada en 2014 para tratar proyectos sobre la legalización del aborto ya que había ido a visitar al Papa. Aquella reunión no obtuvo quórum para emitir dictamen, cuando el kirchnerismo tenía mayoría de integrantes en la misma.


 


Finalmente las reuniones hacia la marcha del 25 de noviembre fueron unificadas, lo que no impedirá que continúen las maniobras de estos agentes del clero contra una movilización independiente, como ya ocurriera el propio 19 de octubre, cuando la periodista del Evita Florencia Minici propuso ni más ni menos que no ingresar a Plaza de Mayo para preservar a la Catedral, no sólo pretendiendo que hiciéramos un gesto político complaciente con una institución enemiga de las mujeres sino que también asumiendo el triunfo de la provocación montada en Rosario preparada por el clero y el gobierno para evitar una masiva manifestación política contra el clero local.


 


El avance de un movimiento de mujeres de lucha es inseparable de la demarcación respecto de estas socias del Vaticano. La reconstrucción del PJ en la era post kirchnerista está en manos del Papa Francisco, ex Guardia de Hierro, organización setentista de la derecha peronista. No hay ni rastros de defensa de los derechos de las mujeres en esta perspectiva.


 


Este debate cobra una importancia mayúscula y está en el fondo de la maniobra llevada adelante por la CCC, Barrios de Pie, Patria Grande y el Movimiento Evita, todas laderas del Vaticano hoy, para vulnerar la decisión mayoritaria de hacer el ENM en la Ciudad de Buenos Aires y trasladarlo de manera fraudulenta a Chaco, donde lo están organizando junto al gobierno. Maniobra que, nuevamente, no es denunciada por las periodistas del “Ni una menos” . Por el contrario, utilizan sus posiciones en los medios para atacar a organizaciones que, como la nuestra, fueron de las más numerosas y de mayor extensión territorial de dicho Encuentro. Además, se trata de un ataque a quienes defendimos sin doblez las reivindicaciones históricas de nuestro movimiento.


 


Si el movimiento se une detrás de las principales demandas de las mujeres, por trabajo, por terminar con la discriminación salarial, por vivienda, por asistencia a las mujeres violentadas y por el aborto legal, por la separación de la Iglesia del Estado y corre el velo de las maniobras de las laderas del clero, seremos imparables.